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El terror y las Naciones Unidas

Es una de las tantas ironías de nuestra época que las naciones del mundo se vean envueltas en otro espasmo de terrorismo internacional precisamente en el 40ª aniversario de la firma de la carta de paz de las Naciones Unidas.No es sorprendente que muchas naciones que se comprometieron a guiarse por esos principios y, a ajustarse a un código de conducta, incluyendo no sólo la Unión Soviética, sino también Estados Unidos, no lo hayan hecho, y ahora se enfrentan con las consecuencias de su fracaso. Nadie que estuviese presente en la creación de las Naciones Unidas en San Francisco hace 40 años podía pensar que la ONU resolvería los conflictos entre las grandes potencias con un veto contra cualquier resolución en contra de ellas mismas. ( ... )

Lo que no imaginaron en San Francisco hace 40 años era cómo controlar lo que los rusos estimularon, guerras regionales de liberación nacional y que se llevarían a cabo tácticas de terror por facciones políticas y religiosas dentro de Estados que harían volar embajadas y aviones y amenazaría la seguridad del comercio internacional.

Creo que esta última fechoría de coger rehenes en Líbano e Israel podrá resolverse rápidamente con declaraciones hipócritas con el único objetivo de salvar la cara y otras partes de la anatomía del cuerpo humano. Pero este problema del terror de minorías dentro de los Estados, particularmente el terror de sectas religiosas que creen que la muerte es su salvación eterna, no puede ser ignorado como un problema que puede resolverse instalando nuevos aparatos en los aeropuertos.

No sólo las líneas aéreas, sino que también las ciudades modernas son vulnerables. Por ejemplo, unos pocos saboteadores capaces y determinados, intiltrándose a través de las entrañas del sistema eléctrico de Nueva York, pueden paralizar fácilmente parte de la ciudad. ( ... )

, 27 de junio

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