_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Por Dios

Mientras la alianza impía entre el beaterío patrio y la extrema derecha trata de impedirnos ver la película de Godard, a pesar de que nada ni nadie obliga a que ellos la vean, los terroristas sijs o shiíes realizan o se autoatribuyen espeluznantes salvaadas así en la tierra como en el cielo, y nunca mejor dicho. En el nombre de Dios. Los terroristas no pelean en nombre del paraíso terrestre, sino en el nombre de Dios. Era de temer. Ante la evidencia de que el paraíso terrestre es improbable, hay que irse a por el otro.Y la conciencia satisfecha occidental contempla los excesos teológicos del mal salvaje como se contempla cualquier descontrol de esfínteres, esta vez agravado el disgusto por el miedo atávico a. las razas oscuras. La satisfecha conciencia occidental ve el fundamentalismo en el ojo ajeno y lo ignora en el propio. Se rasga las vestiduras ante la barbarie evidente de fundamentalismo islámico, pero se extasía en corporación ante los discursos del fundamentalista blanco, capaz de financiar barbaries en el nombre del Dios de los blancos y de los bancos. El fundamentalismo blanco no necesita volar jumbos ni secuestrar aviones. Le basta con conseguir fondos para que la CIA extermine nicaragüenses o derribe regímenes democráticos para instalar dictaduras sanguinolentas Sus clientes no tomarán en cuenta la barbarie o bien porque la practica mediante intermediarios o bien porque la teoriza en el nombre del Dios verdadero.

Cuando estalló la crisis del petróleo, prosperó en Occidente una corriente emocional antiárabe. El peligro amarillo era sustituido por el peligro oscurito, pero detrás de aquellos desalmados mercaderes del petróleo estaba el enemigo esencial y a la vez histórico de las razas escogidas. Nadie señaló entonces a los mercaderes de Occidente: que instrumentalizaban la crisis para su ganancia y para acentuar las relaciones desiguales incluso entre las grandes potencias. Ahora, el salvajismo oscuro facilita las cosas sobre todo la delimitación exacta entre lo negro y lo blanco. La derecha occidental también mata a veces en el nombre de Dios, pero ha aprendido a no mencionarlo en vano.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_