El comerciante muerto en Chamartín será enterrado hoy

Mariano Pérez Pollo, de 75 años, propietario de una tienda de comestibles, que falleció el pasado sábado a consecuencia de una agresión, será enterrado hoy, a las 12.45. El comerciante recibió un golpe en la cabeza cuando un grupo de cinco personas, identificadas por los vecinos como mendigos, penetró en el establecimiento con la intención de pedirle dinero y bebidas.Al parecer, según manifestaron vecinos de la calle de Fragua, lugar donde está situado el establecimiento citado, la agresión se produjo alrededor de las ocho de la tarde del sábado. El comerciante, que en ese momento se encontraba solo en el establecimiento, puesto que su esposa había salido a realizar algunas compras, recibió la visita de al menos cinco individuos, que presumiblemente pretendían que el industrial les diera dinero y bebidas de forma gratuita. El comerciante, al parecer, se negó a entregarles lo que le pedían, y recibió un golpe en la cabeza.

Los supuestos asaltantes abandonaron precipitadamente el establecimiento sin llevarse nada. La Jefatura Superior de Policía no facilitó ayer ninguna información sobre este suceso, puesto que el gabinete de prensa permanece cerrado los días festivos y los agentes que se encuentran de servicio no pueden facilitar ninguna información.

Había recibido amenazas

Algunas personas que presenciaron la salida precipitada del establecimiento del grupo citado entraron en la tienda y se encontraron al comerciante tirado en el suelo. Una dotación de la Policía Nacional trasladó urgentemente al herido a la ciudad sanitaria La Paz, donde ingresó cadáver.Al parecer, Pérez Pollo había recibido amenazas en alguna ocasión de determinados individuos, calificados como alcohólicos por los vecinos, que rondan la zona de Chamartín pidiendo dinero en los semáforos. Un portavoz de la familia confirmó ayer que el comerciante había sido atracado en una ocasión y que había recibido amenazas de las personas citadas por negarse a entregarles bebidas.

La muerte de Pérez Pollo, que probablemente era el comerciante más antiguo de la zona, puesto que su comercio llevaba abierto casi 40 años, ha causado una profunda tristeza e indignación en el barrio.