Ripa di Meana: "Hay que evitar otra comedia"
Carlo Ripa di Meana es poco optimista sobre los resultados de la cumbre de Milán. Este socialista italiano, de 55 años de edad, es el comisario encargado de las cuestiones institucionales. Ripa di Meana, ex periodista y antiguo parlamentario europeo, espera de España en Milán un apoyo claro a las tesis del cambio en la Comunidad. Ripa di Meana, que considera "perversas" las actuales reglas del juego en la CEE, insiste que en esta cumbre "hay que evitar otra comedia".Pregunta. ¿Qué perspectivas ve usted para la cumbre de Milán?
Respuesta. Grandes dificultades. Hay que darse cuenta de que la propuesta de la presidencia italiana, elaborada sobre la base del informe Dooge, no se ve apoyada hasta ahora más que por los países del Benelux y quizá por Irlanda. No es por el momento una fuerza suficiente para lograr la decisión final en Milán sobre esta línea. No obstante, habrá una presión muy fuerte por parte de la opinión pública, del Parlamento Europeo, y los jefes de Estado y de Gobierno no podrían fácilmente sustraerse de sus predicaciones precedentes. Los resultados son, hay que admitirlo, totalmente inciertos, pero no es una razón para aliviar la presión, que espero será más fuerte que nunca por parte de los medios de comunicación, de la opinión pública. Hay que evitar otra comedia, otra declaración verbal. Hay que obtener cambios jurídicos en el funcionamiento de la Comunidad.
P. ¿Piensa que hay que cambiar los tratados, o simplemente volver a los tratados en donde no figura la regla de la unanimidad?
R. Hay que reformar los tratados, incluso si con el compromiso de Luxemburgo hay una violación del actual. Pero los tratados actuales no bastan ni para asegurar las competencias sobre las diversas materias; los mecanismos previstos no son útiles, necesarios ni suficientes para el reto que se plantea.
P. Pero nadie piensa o propone suprimir la unanimidad o el veto, sino sólo restringirlo.
R. Es verdad. Nadie lo propone. Pero una gran parte de los parlamentarios y de los representantes de jefes de Estado y de Gobierno en el comité Dooge han trabajado para restringir esta regla, para transformar el recurso al veto -es decir, la invocación del interés vital- a casos realmente solemnes y graves, y con un valor suspensivo y no final. Porque pensamos que al final hay que evaluar cuál es el interés comunitario frente al interés nacional.
P. En este debate de Milán, ¿qué espera usted de los nuevos miembros, de España y Portugal?
R. De España y Portugal, pero sobre todo de España, esperamos el apoyo claro y abierto a la tesis del cambio. Son dos países que al llegar a una Comunidad que se encuentra demasiado a menudo paralizada por las reglas del juego -que hoy son perversas- tienen un interés directo en ligarse a aquellos que quieren hacer avanzar la Comunidad. De otro modo, el largo recorrido para el ingreso en la Comunidad se vería, en un breve plazo, cortado por un veto danés o por la paralización que hoy asola la acción comunitaria.
P. ¿Es usted partidario de convocar una conferencia intergubernamental o de seguir en las actuales estructuras para debatir todo esto?
R. Soy partidario de una conferencia intergubernamental, con la condición de que disponga de un mandato claro. Una conferencia intergubernamental no resolutiva sería un riesgo mayor, pues desembocaría en la nada.
P. Parece que no cabe, pues, esperar decisiones en Milán, sino más bien en la siguiente cumbre, en Luxemburgo, en el mes de diciembre.
R. Me temo que no se llegue a una decisión definitiva en Milán. Pero es una batalla a librar. No hay que hacerse prisionero de las tesis de los demás antes de que llegue el momento.
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