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Pruebas obligatorias en Francia para detectar el SIDA en los donantes de sangre

Soledad Gallego-Díaz

Todos los donantes de sangre en Francia tendrán que pasar, a partir de ahora y obligatoriamente, una prueba para saber si han estado en contacto con el virus del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), según anunció ante la Asamblea Nacional el primer ministro, Laurent Fabius. Las autoridades no han decidido todavía si informarán o no al donante en el caso de que la prueba resulte positiva. Según los últimos estudios, sólo un 10% de estas personas está enfermo o puede desarrollar el SIDA en el futuro.

Los investigadores franceses, junto con los norteamericanos, han sido los primeros en idear un medio para detectar la presencia de anticuerpos dirigidos contra el SIDA en la sangre humana. La existencia de esos anticuerpos demuestra que el individuo ha estado en contacto con el virus, pero no puede deducirse, automáticamente, que esté enfermo o que pueda transmitir la enfermedad, aunque existe un riesgo evidente de que sea capaz de contagiar, tanto a través de donaciones de sangre como a través de sus relaciones sexuales.Según los trabajos del doctor Jacques Leibowitch, del hospital Raymond Poincaré, cinco de cada 1.000 donantes de sangre en París han estado en contacto con el SIDA y poseen anticuerpos. A nivel nacional, se cree que unos 2.500 donadores de sangre, sobre un total de 2,5 millones, pueden teóricamente transmitir el virus. Siempre según Leibowitch, sólo en la capital francesa cada semana 50 personas reciben transfusiones de sangre contaminada. Hay que insistir, una vez más, en que no todas esas personas sufrirán la enfermedad, aunque están corriendo un riesgo mucho mayor, teniendo en cuenta, además, que el período de incubación del SIDA pude ser de cuatro a seis años.

Dado que entre el 20% y el 30% de los casos de SIDA registrados en Europa se deben a transfusiones sanguíneas, las autoridades sanitarias francesas pensaron que establecer una prueba obligatoria para todos los donantes ayudará a reducir el número de enfermos.

El primer ministro, Laurent Fabius, anunció que la prueba se generalizará inmediatamente, con un coste aproximado, para todo el país, de unos 200 millones de francos, es decir, unos 4.000 millones de pesetas. "Creo que es un precio que hay que pagar para evitar que varios centenares de personas resulten afectados cada año por el SIDA, y para lograr que millones de beneficiarios de transfusiones sanguíneas se sientan confiados", añadió Fabius.

Un problema ético

Laurent Fabius explicó que la prueba obligatoria plantea un problema ético muy importante: "¿Hay que informar a los donantes que resulten positivos, aun a riesgo de ponerles en guardia sin razón?", se preguntó. El Comité Nacional de Ética, consultado por el Gobierno, respondió que sí, pero el primer ministro señaló que la cuestión le parecía lo suficientemente grave como para encargar otro informe a un grupo de expertos. "Dentro de unas semanas recibiré el estudio de estas personas y entonces adoptaremos una decisión", añadió.Expertos en organización sanitaria e investigadores consultados por los medios de comunicación franceses se han declarado, en su inmensa mayoría, a favor de que los donantes que hayan estado en contacto con el SIDA sean informados puntualmente, al tiempo que se ponen a su disposición controles médicos periódicos. "Sabemos que esto planteará graves problemas a esas personas, porque no podemos garantizarles que no vayan a padecer la enfermedad ni que no supongan un riesgo para su compañera o compañero sexual", reconoció uno de dichos especialistas. "Aun así, creemos que la única actitud posible es decirlo".

La prueba a que se someterán los donantes de sangre, ha sido fabricada por el Instituto Pasteur y ofrece una alto índice de fiabilidad. Su comercialización (al precio de 250 a 300 pesetas la unidad) supone un mercado de más de 1.000 millones de pesetas, puesto que cada año se registran en Francia unos cuatro millones de donaciones de sangre. Varias sociedades francesas y norteamericanas llevan a cabo una dura batalla para controlar los mercados de exportación. La Dirección General de Farmacia y Medicamentos, del Ministerio de Sanidad francés, no ha dado todavía la licencia de comercialización de la prueba, pero el grupo Pasteur ya ha comenzado a venderlo en numerosos países, entre ellos España.

Los investigadores que lograron aislar el virus que produce el SIDA y que se llama LAV-HTLV III, trabajan ahora a marchas forzadas para descubrir una vacuna que inmunice contra el síndrome. Un equipo francés, dirigido por el doctor Luc Montagnier, del Instituto Pasteur, y un equipo norteamericano, dirigido por el doctor Robert Gallo, se han lanzado a una carrera para ver quién llega antes a la meta.

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