El presidente Eanes, concluye los trámites para resolver la crisis en Portugal
El presidente de la República Portuguesa, Antonio Ramalho Eanes, cumplió ayer, al convocar al Consejo de Estado, todas las diligencias legales para intervenir en la solución de la crisis política portuguesa. Una solución considerada urgente, ya que la situación política que se vive en Lisboa desde la ruptura, hace ahora más de dos semanas, de la coalición socialista-socialdemócrata no se puede prolongar por mucho tiempo sin graves consecuencias para el país y para el prestigio de la joven democracia portuguesa.
La mitad socialdemócrata de los miembros del Gobierno presentó su dimisión al primer ministro, el socialista Mario Soares, y el propio jefe del Gobierno informó oficialmente al presidente Eanes de su intención de renunciar al cargo, pero todos continúan ejerciendo sus funciones con aparente normalidad.Parece inevitable, sin embargo, la disolución del Parlamento y la convocatoria de elecciones anticipadas, pero antes de dar un paso, cada uno trata de obtener del general Eanes garantías de que el Gobierno que siga en funciones hasta los comicios será el más favorable a sus propios intereses electorales.
Para el Partido Socialista (PS), o al menos para algunos de sus dirigentes, ya que el PS y su secretario general no se han pronunciado oficialmente sobre la cuestión, Eanes debe ofrecer "al partido que más votos obtuvo en las elecciones legislativas de l983" la posibilidad de intentar la formación de otro Gobierno, constituido exclusivamente por socialistas y personalidades independientes.
Pero es obvio que semejante Gobierno no podría pasar en el Parlamento contra la voluntad, claramente expresa, de los otros tres partidos, y el proceso puede arrastrarse de tal manera que ya no sea posible disolver el Parlamento: Eanes trataría entonces -y justamente- de favorecer al PS entregándole el poder hasta las elecciones.
El Gobierno de iniciativa presidencial, defendido por los socialdemócratas, no tendría mayor éxito, con la oposición del PS y de los democristianos (CDS). Éstos proponen que el actual Gobierno se mantenga en funciones hasta las elecciones y esta solución sería, probablemente, la más lógica, si no fuera por el clima de desconfianza total que se creó entre los dos partidos del difunto bloque central.
La urgencia de crear una alternativa para impedir la total desintegración del régimen democrático es una preocupación común al PSD y al joven Partido Renovador Democrático (PRD) que celebró el pasado fin de semana su primera convención nacional.
El líder del nuevo partido, Herminio Martinho, está convencido de que el PRD formalizará su legalización en el Tribunal Constitucional antes del fin de junio y llamó a la movilización a todos los seguidores y militantes del partido, en todo el país.
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