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El Gobierno reafirma su voluntad de no negociar con ETA

El Gobierno, 10 meses después de haber hecho pública su alternativa de paz al terrorismo vasco y de haber ofrecido una entrevista al número uno de ETA, Txomin, con el ministro del Interior, reconoce la gravedad de la actual escalada de atentados y asesinatos, pero piensa que la estrategia que se viene utilizando contra esta organización es la correcta y que no debe modificarse. La ofensiva, según un alto responsable de la Administración, "reafirma los planteamientos del Gobierno: la solución al problema de ETA es esencialmente policial, y no política. No cabe negociación política de ningún tipo con los terroristas, aunque la oferta de medidas de reinserción a cambio del cese de la violencia y la entrega de armas sigue en pie".

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, El secretario de organización del PSOE, Txiki Benegas, coincide también plenamente con este análisis de la Administración. El que en 10 meses se haya pasado de una situación de detenciones masivas de etarras, de numerosas extradiciones y confinamientos de los activistas terroristas por parte de Francia y de la fuerte disminución de los atentados a la ofensiva actual (numerosos asesinatos, escasas detenciones y medidas menos espectaculares del Gobierno francés) no significa en ningún caso que la actual estrategia antiterrorista haya fracasado y deba corregirse."Una organización terrorista con un potencial importante y con serias bases de apoyo y logístícas en el sur de Francia no se va detener porque el Gobierno de París dicte 10 o 20 extradiciones de sus militantes", según la Administración. "En un corto período de tiempo rehace su estrategia y sus contactos y vuelven a intensificarse sus acciones". De todos modos, añade, estas medidas debilitan su organización, y ello es muy positivo, aunque, desgraciadamente, no se traduzca en una inmediata reducción de los atentados.

"Estamos muy satisfechos de la colaboración con Francia", agrega la citada fuente, "tenemos continuos contactos a nivel policial y hay que intensificar la acción conjunta para ir suprimiendo la base logística de ETA al otro lado de la frontera".

Para este portavoz, Francia no ha disminuido su colaboración. "Lo que ocurre es que los militantes más señalados que estaban localizados están ya fuera de combate, y con respecto a otros activistas, tienen las mismas dificultades que nosotros.

Viven en la clandestinidad, están muy profesionalizados y es difícil detenerlos".

Eso mismo le está pasando a la policía española, según esta fuente. "Las acciones las están llevando a cabo ahora los profesionales, los denominados comandos liberados, y a éstos es muy difícil detenerlos. Vienen desde el sur de Francia, realizan la acción y se vuelven a su refugio. Su actual estrategia de bombas indiscriminadas supone mayor riesgo para la población, pero mayor seguridad para ellos. Las bombas explotan a veces cuando ellos ya están de vuelta en Francia, tomando chiquitos en los bares de Hendaya, hasta 10 días después de haberlas colocado. Cogerlos durante el atentado es prácticamente imposible; probarles su participación en estos actos, sumamente difícil. En estos atentados no existe una pistola que se les pueda ocupar meses después y probarles que con ella se realizó la acción".

Adecuar la legislación

Para este responsable es necesario el ir adecuando la legislación a las innovaciones en las acciones terroristas. "La ley antiterrorista sólo nos está sirviendo para escuchas telefónicas y registros domiciliarios, pero para nada más. A veces atrapamos a un informador de ETA del que tenemos total certeza de que ha facilitado datos para un atentado y antes de las dos horas se recibe en la comisaría un requerimiento del juez para que pase a su disposición. No hay tiempo para interrogarle ni pruebas contundentes. Los informes policiales deberían tener un mayor peso en las decisiones de los jueces".Las soluciones son policiales, insiste esta fuente. Cuando se acabe con ETA desaparecerá HB, pero nunca el proceso se producirá al contrario. Es importante el acuerdo con el PNV, pero sólo para lograr un mayor apoyo de la población a la policía y más información. Pero ello no supone terminar con ETA.

Las últimas acciones de la organización terrorista, según este responsable, pueden ser un intento de ETA de forzar una negociación o una campaña para levantar la moral a sus militantes encarcelados, que veían preocupados la escasa combatividad de sus compañeros que continuaban en libertad.

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