Los GAL asumen la responsabilidad del asesinato de dos ciudadanos franceses cerca de Bayona
PATXO UNZUETA, Los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL) asumieron ayer la responsabilidad del atentado terrorista registrado a última hora de la noche del viernes en la localidad vasco-francesa de Ciboure, en el que perdieron la vida dos ciudadanos franceses. Los GAL, en un comunicado dirigido a varios medios de información vascos, "lamentan que en este suceso haya habido víctimas inocentes" y advierten a los ciudadanos del País Vasco francés que eviten frecuentar locales en los que se reúnen residentes vascos en el sur de Francia.
El atentado fue casi idéntico a otros dos registrados el pasado mes de marzo en sendos bares de Bayona, en los que un estudiante francés y un residente vasco resultaron muerto y herido en un ojo, respectivamente. A raíz de aquellos atentados comenzó a hablarse, como hipótesis, de un segundo GAL, más impreciso y burdo en su actuación que el aparentemente muy profesionalizado que sembró el terror en los medios de exiliados vascos a lo largo de 1984, y cuyos, golpes, casi siempre consecutivos, a acciones de ETA al sur del Bidasoa, parecían obedecer a una estrategia muy calculada.Entre los rasgos característicos de los golpes de ese posible GAL 2 figura el deliberado abandono por parte de los terroristas del arma con el que han efectuado los disparos -circunstancia que también se produjo en el atentado que el pasado 20 de noviembre costó la vida, en Bilbao, al dirigente abertzale Santiago Brouard-, y la próbable presencia de una mujer en el comando agresor, así como la elección arbitraria y pótencialmente índíscriminada de las víctimas (los terroristas cubren su retirada lanzando una granada de mano).
Varios de estos rasgos se repitieron en el atentado del viernes. Una persona vestida con un chandal, y que, pese a llevar bigote, podría ser, según algunos testigos una mujer, irrumpló, hacia las 22.30 horas, en el bar Trinkete txippi, situado junto a la carretera nacional N-10 a su paso por Ciboure y efectuó dos ráfagas de metralleta -se encontraron 12 casquillos de bala- contra los ocupantes de una mesa situada al fondo del local y en la que jugaban una partida de cartas cuatro personas.
Dos de ellas, Gino Doerr, de 28 años, padre de cuatro niños, y su cuñado, Emile Wiess, de 25 años, padre de tres niños cayeron muertos en el acto. En el local, escenario todos los viernes de las partidas correspondientes a un campeonato local de mus, había en ese momento unas 20 personas. Hacia las 20.30 horas habían pasado por el bar algunos exiliados vascos.
La persona que efectuó los disparos lanzó, en el momento de emprender la huida, una granada de mano que aumentó el pánico de los presentes, pero no llegó a estallar. Antes de subir a bordo del automóvil en el que, a unos 30 metros de distancias, le aguardaba su cómplice, el autor (o autora) de los disparos aún efectuó una nueva ráfaga contra los clientes de otro bar situado en su ruta de huida, que habían hecho ademán de interponerse, y que no fueron alcanzados por las balas. Minutos después era hallada en una calle próxima el arma utilizada en el atentado, una Stein de calibre nueve milímetros, al parecer de un modelo antiguo.
Las dos víctimas, que llevaban vida nómada y se dedicaban a la compra-venta de chatarra, llevaban algún tiempo residiendo en un camping próximo a la playa de Sokoa, a dos o tres kilómetros de Ciboure, y aunque últimamente frecuentaban el bar donde perdieron la vida, no se relacionaban especíalmente con medios de exiliados vascos.
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