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Milicianos shiíes libaneses efectúan el segundo secuestro de un avión comercial en 72 horas

Shiíes libaneses efectuaron ayer, por segunda vez en 72 horas, un secuestro aéreo, al desviar un avión de la compañía aérea estadounidense TWA a Beirut y después a Argel, donde amenazaron con volar el aparato si no eran puestos en libertad prisioneros árabes internos en cárceles israelíes. El Boeing 727, que había despegado de El Cairo a primera hora, volaba de Atenas a Roma con 147 pasajeros y siete miembros de la tripulación a bordo -la mayoría norteamericanos-, cuando, aún en el espacio aéreo griego, fue obligado a tomar rumbo a Lilbano, país de origen de los secuestradores.

Los secuestradores del aparato liberaron en Argel a 21 rehenes y obligaron a despegar el avión de nuevo hacia Beirut. El ministro libanés del Interior, Joseph Iskaf, indicó a la hora del cierre de esta edición que había dado, órdenes para prohibir un nuevo aterrizaje del avión en el eropuerto de Beirut.Tras una primera escala en este mismo aeropuerto, donde las súplicis del piloto consiguieron convencer al ministro de Transportes, el líder druso Walid Jumbiat, de que lo dejase aterrizar y repostar, los dos o tres secuestradores -su número varía en función de los testimonios-, armados con fusiles de asalto soviéticos kalashnikov y granadas de mano, ordenaron a la tripulación que se dirigiese a Argel, donde tomó tierra minutos antes de las cinco de la tarde.

En la capital argelina, amenazaron con ejecutar a los pasajeros sí no se accedía a sus exigencias. Solicitaron la presencia en el aeropuerto del embajador de EE UU en Argel, que acudió de inmediato al aeropuerto.

Aunque golpearon a algunos pasajeros para demostrar, sin duda, su determinación en llevar a cabo la operación, los piratas aéreos, de confesión musulmana shíí, según el portavoz del Ministerio libanés de Transportes, aprovecharon su anterior escala en Beirut para poner en libertad a 17 mujeres, casi todas de avanzada edad, y a dos niños.

Las mujeres aún con lágrimas, -algunas habían abandonado a sus maridos dentro del aparato con las manos colocadas detrás de la nuca-, fueron embarcadas rumbo al aeropuerto chipriota en un avión de las líneas aéreas libanesas la única compañía que aún opera en Beírut.

En Chipre, una de ellas, Irma Garca, aseguró que a su lado un pasajero negro recibió un disparo en el cuello, pero que sólo parecía levemente herido. Otras ex rehenes confirmaron la presencia a bordo del cantante de origen griego Demis Roussos.

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Hablando árabe con marcado acento libanés, un miembro del comando exigió, en una conversación con la torre de control retransmitida en directo por las emisoras de radio locales, que todos los presos de las cárceles israelíes fuesen "puestos en libertad y transferidos a Sídón (sur de Líbano) por la Cruz Roja Internacional", requisito imprescindible para que los 128 pasajeros del avión minado sean liberados.

Mientras, un camión-cisterna suministraba al avión 26.300 litros de carburante, el portavoz de los secuestradores lanzó un discurso en el que condenó "las maniobras de EE UU en el mundo árabe".

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