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Los democristianos abren la lucha por la presidencia de Italia

Juan Arias

El secretario general de la Democracia Cristiana (DC) italiana, Ciriaco de Mita, ha sido el primero que ha abierto el fuego por la conquista de la presidencia de a República, al pedir ayer para "un católico" el palacio del Quirinal, residencia oficial de los jefes de Estado italianos.A 10 días de que empiecen las votaciones en el Parlamento, nadiése atreve a salir al descubierto por una especie de pudor hacia el actual presidente, el anciano y popular Sandro Pertini. Esto se ha debido en parte a que el viejo combatiente y partisano que tanto lustro ha dado a su sillón del Quirinal aún no ha revelado sus verdaderas intenciones. Se dice que ni su mujer, Carla, que en los siete años de jefatura del Estado de su marido no ha querido ni pisar el Quirinal, sabe lo que piensa el gran Pertini sobre las elecciones.

El presidente aún no ha afirmado irrevocablemente que quiera dejar su puesto ni tampoco ha presentado su candidatura para una posible reelección. Probablemente está esperando para ver por dónde respiran las fuerzas políticas más importantes. Por eso, la salida de De Mita ha sido considerada como una despedida política al popular Pertini.

Se sabe que sin los votos de la DC, que ostenta la mayoría relativa en Italia, no puede haber nombramiento posible, y el hecho de que haya sido este partido el que haya reivindicado antes que nadie el derecho a ocupar la importante colina del Quirinal se ha visto como el tiro de salida.

De Mita, que hizo su declaración ante los diputados democristianos reunidos en el Parlamento, dijo que, como fidelidad a una vieja tradición según la cual en la jefatura del Estado se han ido alternarido casi mecánicamente un católico y un laico -es decir, un democristiano y uno que no lo es-, esta vez aquel sillón corresponde a su partido. Añadió además que, si es posible, el candidato debe elegirse con el acuerdo de todos los partidos que hicieron la Constitución.

Los demás partidos también se han reunido para estudiar sus propias estrategias. Todos se han sentido liberados por De Mita del peso de tener que decirle a Pertini que quieren buscarle sucesor. Mientras tanto, el presidente se limita a ver los toros desde la barrera. En silencio.

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