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Reportaje:ECOLOGÍA

España se está desertizando a un ritmo acelerado, según un informe de la OCDE sobre medio ambiente

España es, junto con Australia y Estados Unidos, uno de los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que más rápidamente se está desertizando, según se desprende del contenido del segundo informe sobre el medio ambiente que ha elaborado la OCDE. A pesar de los progresos que en los últimos años se han hecho en reglamentación internacional y en el cuidado del medio ambiente, el balance que se recoge en el informe es fundamentalmente pesimista. La contaminación atmosférica aumentará de aquí al año 2000, y aparecerán nuevas sustancias contaminantes.

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Este segundo informe sobre el medio ambiente -el primero data de 1979- será presentado a los ministros de los países miembros de la OCDE responsables de la conservación del medio ambiente los próximos días 18 y 20 de este mes. El informe señala la aparición de nuevas preocupaciones, en especial de los llamados microcontaminantes. La presión del hombre sobre su medio y las consecuencias que pueden tener sobre la propia salud aumentarán en los próximos años, según se constata en el estudio.El informe comienza haciendo un análisis de los progresos realizados, pero también se refiere a los problemas que tienen los 20 países miembros de la OCDE, que representan al 17% de la población mundial, que se asientan sobre una cuarta parte de la Tierra y que dominan el 70% de los intercambios mundiales.

Progresos significativos

Señala el estudio que se han desarrollado progresos significativos, en los últimos 15 años, en la gestión del medio ambiente, especialmente a la hora de preservar el aire, el agua y las sustancias residuales.La atmósfera de las ciudades -se encuentra cada vez menos cargada de dióxido de, azufre y de monóxido de carbono; la contaminación clásica del agua es mejor tratada; han disminuido los accidentes de petroleros, han sido dominadas las mareas negras y se ha trabajado positivamente en la protección de zonas naturales de carácter excepcional.

Estos progresos se han repartido de forma desigual. Mientras que el equipamiento de estaciones depuradoras de agua ha alcanzado al 65% de la población de Estados Unidos, de la República Federal de Alemania y de Francia, sin embargo, no ha sobrepasado el 35% de la población de Japón, España, Bélgica, o Italia. En términos generales, la política medioambiental acusa un claro retraso en los países de la Europa meridional.

Los buenos resultados obtenidos no son tan grandes, sin embargo, como para ocultar los aspectos negativos. Un fenómeno preocupante es el transporte de contaminantes atmosféricos de larga distancia, que se producen como consecuencia de la formación de fotooxidantes, como el ozono, y la acidificación de los suelos y de los lagos.

Para el informe de la OCDIE, que se muestra prudente en la evaluación de la degradación de los bosques, la contaminación del aire será uno de los principales factores de la enfermedad de los bosques.

Otro ámbito en el que la evolución ha sido negativa se refiere a la contaminación de las capas freáticas (donde se encuentra agua que puede aprovecharse por medio de pozos). La masiva utilización de nitratos y de fertilizantes acelera la contaminación que amenaza la salud de importantes grupos de población.

Hundimientos

El bombeo acelerado de aguas subterráneas provoca, por otra parte, el hundimiento de muchas zonas. Se aceleran la erosión del suelo y la utilización de los pesticidas. Persiste la amenaza de desertización, especialmente en países como Estados Unidos, Australia y España. Por otra parte, disminuyen las tierras de cultivo en casi todos los países europeos y en Japón. La amenaza proviene también de otras sustancias. Las técnicas más modernas permiten descubrir en los elementos naturales huellas de sustancias tóxicas que, en mayor o menor medida, pueden tener consecuencias muy peligrosas para el hombre.

Entre estas sustancias contaminantes se encuentran el arsenio, berilio, cadmio, mercurio, plomo, benceno, etano, dioxina y fosgeno. Estos productos proceden generalmente de la industria química y de la circulación de automóviles. Algunos de ellos presentan riesgos de producir cáncer a largo plazo.

El informe de la OCDE señala la necesidad de que se realicen estudios rigurosos para evaluar sus consecuencias, y estudia con profusión la incidencia de la agricultura intensiva sobre el medio ambiente y prevé un aumento masivo de la utilización de pesticidas. Las ventas mundiales de estos productos ascendían en 1972 a 3.000 millones de dólares (cerca de 5 10.000 millones de pe setas). El informe previene que para 1990 las ventas de estos productos ascenderán a 50.000 millones de dólares (cerca de 8.500.000 millones de pesetas).

Finalmente, los países de la OCDE evocan en el informe la influencia de las actividades humanas sobre la flora y sobre la fauna salvaje y hacen referencia a las necesidades de energía que se van a incrementar cada vez más con la disminución de la producción de carbón. El informe pide, en último término, que el programa de investigación sobre el medio ambiente no haga consideraciones únicamente por temas específicos, sino que estudie de forma global todos los problemas ecológicos que afectan a los distintos medios.

La investigación y las predicciones sobre el medio ambiente son algunas de las acciones que más preocupan a los países miembros de la Organización para la Cooperación Económica y Social. Con ello pretende asegurar la colaboración entre los países más industrializados en la lucha contra una de las amenazas más claras que proceden de la sociedad del bienestar.

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