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EE UU anuncia que respetará el SALT II, pero responderá a las violaciones soviéticas

Francisco G. Basterra

Estados Unidos seguirá respetando, con flexibilidad para responder a las violaciones soviéticas, el tratado SALT II de limitación de armas estratégicas de 1979, el único acuerdo que pone restricciones a la carrera de armamentos entre las dos superpotencias, según anunció ayer el portavoz de la Casa Blanca, Larry Speakes. El presidente Ronald Reagan, que tenía previsto anunciar anoche su decisión al Congreso, ha enviado una carta al líder soviético, Mijail Gorbachov, comunicándole la medida, que permitirá a EE UU violar algunas cláusulas del tratado si también lo hace la URSS.

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Las Embajadas norteamericanas en Europa explicaron la decisión de la Administración a los aliados cuya presión a favor de que Washington siga cumpliendo el tratado, que nunca fue ratificado por el Senado junto con la actitud del Congreso, ha sido determinante.La interpretación liberal del SALT II adoptada por Reagan respetará los límites numéricos de los cohetes intercontinentales que ambos países pueden poseer, pero permitirá algunas "violaciones técnicas" que compensen las que, según la Administración, realizan los soviéticos. De momento, EE UU desmantelará sus antiguos submarinos nucleares Poseidón, y continuará con su programa para construir un nuevo misil, el Midgetman, de una, sola cabeza nuclear, menos vulnerable que el MX, cuyo despliegue está permitido por el SÁLT IL Las pruebas del nuevo cohete sí violarían el tratado.

El presidente informará al Congreso, cuya actitud ha influido en la decisión final, que los soviéticos están acelerando el desarrollo y el despliegue de más y mejores cohetes nucleares, según se desprende de un estudio realizado por los servicios de espionaje.

La decisión del presidente supone un compromiso entre dos sectores enfrentados de la Administración, que no contenta a los duros encabezados por el jefe del Pentágono, Caspar Weinberger, que pidieron a Reagan que Washington dejara de cumplir con las estipulaciones del tratado, cuyo plazo expira a finales de este año. El secretario de Defensa envió la pasada semana una carta al presidente en la que afirmaba que continuar respetando el SALT Il suponía un "signo de debilidad" ante Moscú y que debía utilizarse este tema para presionar a los soviéticos y lograr concesiones en las negociaciones de Ginebra. El secretario de Estado, George Shultz, defendió la postura contraria y dijo que acabar con el SALT Il endurecería aun más la posición estratégica de Moscú.

Weinberger perdió la partida cuando la Junta de Jefes de Estado Mayor se mostró partidaria, en una reunión del Consejo Nacional de Seguridad, de continuar cumpliendo con el SALT II. Finalmente, la solución salomónica, que permite respuestas proporcionales a las violaciones soviéticas y que vincula el cumplimiento del acuerdo a una política soviética de restricción en su rearme nuclear, fue formulada por el consejero nacional de Seguridad, Robert Mac Farlane, y Reagan la aprobó el pasado fin de semana en su retiro campestre de Camp David.

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