Descontento minoritario de los votantes húngaros en las primeras elecciones celebradas sin lista única
La convocatoria de elecciones legislativas en Hungría, celebradas el pasado sábado por primera vez sin lista única, han permitido que una minoría de votantes haya podido mostrar su descontento matizado, según los observadores destacados en Budapest.La reforma electoral de diciembre de 1983 introdujo varias novedades. Por ejemplo, se hizo obligatoria la participación de varios candidatos en los comicios, al tiempo que se preveía una segunda vuelta en aquellas circunscripciones en las que ninguno de los candidatos obtuviese la mayoría absoluta.
Tras, el escrutinio de los votos emitidos el pasado sábado, será necesario efectuar una segunda vuelta en 45 de las 352 circunscripciones electorales, según informó Imre Pozsgay, secretario general del Frente Patriótico Popular, que agrupa a todas las organizaciones políticas del país. Además, un tercio de los candidatos independientes fue elegido en la primera vuelta electoral, y un 14% de ellos concurrirá a la segunda vuelta.
Asimismo, un total de 70 candidatos independientes habían sido designados espontáneamente en las reuniones electorales celebradas. Cincuenta y uno de estos candidatos no fueron presentados por el Frente Patriótico Popular, pese a que se habían comprometido a apoyar el programa presentado por el frente.
Aproximadamente el 1,2% de los electores no dudaron en aprovecharse de la posibilidad de tachar todos los nombres que figuraban en las listas; es decir, votaron en contra de todos los candidatos propuestos.
Cerca de un 0,8% de los votantes tacharon el nombre de Janos Kadar, secretario general de los comunistas húngaros, para expresar su descontento con la política del partido.
Entre los candidatos designados espontáneamente figuraban Janos Fekete, vicegobernador del Banco Nacional; el ex ministro de Asuntos Exteriores y actual embajador en Helsinki, Frigyes Puja, y Reszoe Nyers, padre de la reforma económica húngara. Los tres fueron elegidos diputados.
Entre las personalidades que han quedado eliminadas en esta primera vuelta, destacan Jenoe Fock, antiguo ministro del Interior y ex primer ministro, y Bela Biszku. Ambos pasan por mantener una firme oposición a la reforma del sistema político.
Treinta y cinco de los más altos dirigentes de la vida política húngara, entre ellos Janos Kadar; Pal Losonczi, jefe del Estado; Gyorgy Lazar,jefe del Gobierno, y Sandor Gaspar, presidente de los Sindicatos, fueron elegidos.
A los ojos de la oposición, la reforma electoral, presentada por la Prensa húngara como "un nuevo paso hacia la democracia", no tendrá ningún efecto real sobre la vida política del país, dado que el papel del Parlamento -secundario en todas las democracias populares- no ha sido revalorizado. La oposición había invitado a los electores húngaros a abstenerse o a votar en contra, como muestras de descontento.
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