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Chapas de perro

Los 27.000 musulmanes de Melilla se consideran víctimas de discriminaciones racistas

Rocío García

"Franco no ha muerto todavía en Melilla", "La democracia no ha llegado a nuestra ciudad". Estas y otras frases parecidas, en boca de los musulmanes melillenses, pretenden demostrar la situación de este amplio colectivo, formado por cerca de 27.000 personas de un total de 64.000 habitantes, que critica la total indefensión en la que se encuentran a diferencia del resto de la población. De los musulmanes residentes en Melilla, sólo 2.500 poseen documento nacional de identidad (DNI), es decir, nacionalidad española. El resto, aunque la mayoría ha nacido en la ciudad, son apátridas, no poseen DNI, y tan sólo unos 6.500 poseen la llamada tarjeta de estadística, también denominada en sectores musulmanes como chapa de perro. "Si esto no es racismo que vengan y lo vean", afirma un joven musulmán.

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Melilla, una ciudad española de 12,5 kilómetros cuadrados, está viviendo desde hace meses una gran tensión, según reconoce el delegado del Gobierno, el socialista Andrés Moreno. Una cierta incertidumbre por su futuro se respira en esta ciudad, demasiado alejada de la península y con claros síntomas de agobio para sus habitantes, que sólo en ocasiones pueden meter la cuarta en el coche, a pesar del esplendor de la mayoría de los vehículos que circulan. La convivencia entre las distintas etnias y culturas (cristiana, musulmana, hebrea e hindú), -siempre ensalzada por las distintas administraciones y muestra de orgullo para la mayoría de los cristianos parece que se ha visto amenazada en los últimos tiempos por las denuncias de racismo por parte del colectivo musulmán."La situación es de total indefensión, los abogados no nos defienden" afirma Mohamed Mohatar, de 31 años y nacido en Melilla. "Lo que queremos es legalizar la situación de los nacidos aquí y que se acabe con toda la discriminación existente con la población musulmana" señala Aomar Mohammeddi Duddu, economista de 34 años y único funcionario musulmán fijo en el ayuntamiento.

La Tarjeta de Estadística, documento común entre los musulmanes melillenses, sirve únicamente como identificación del que lo porta y los familiares a su cargo, pues no da derecho a la nacionalidad -aunque en todas ellas aparece Melilla como lugar de nacimiento- ni al seguro de desempleo. La obtención del carné de identidad es harto complicado y difícil y, en ocasiones, costoso, como el caso de Mohamed Ahmed Moh, de 37 años, quien "después de nueve meses de papeles, el abogado me pidió 15.000 pesetas para su tramitación". También Ismael Mustafá, de 24 años y Mimon Mohamed Becain, de 25 años, se vieron obligados a pagar 16.000 y 12.000 pesetas, respectivamente, previa contratación de un abogado. Se da la extraña situación de familias, donde algunos de sus miembros poseen el DNI y otros no, como la de Mohamed Mohatar, de 31 años, nacido en Melilla. De la familia de Mohamed Mohatar, formada por diez hermanos, sólo seis poseen el DNI. Para obtener el DNI es necesario un informe de la Delegación del Gobierno sobre la conducta del solicitante, informe que es enviado al Ministerio de Justicia, encargado en última instancia de expender el carné.

El problema sanitario y el trato dispensado por la policía son otras de las quejas planteadas por la población musulmana. "Lo máximo que da el Ayuntamiento es un volante para ir al médico de la beneficiencia -afirma Mohammeddi Duddu- y si éste decide el ingreso en el hospital, el municipio tiene que emitir una orden de ingreso, que es negada sistemáticamente". Versión que desmiente rotundamente el delegado del Gobierno.

En cuanto al trato policial, Mimon Mohamed Becain afirma: "Cuando detienen a una persona no musulmana le introducen en la parte trasera del coche, al musulmán lo meten en el capó y lo cierran, como a los animales". Las denuncias por malos tratos de la policía hacia los musulmanes (dos en el último mes) son presentadas por abogados de Málaga, quienes se trasladan semanalmente a Melilla, como Francisco Fernández Romero, quien asegura que "existe cierta aversión por parte de los abogados melillenses a introducirse en los problemas planteados por los musulmanes".

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Lo insólito de una letrina Mimona tiene la cara excesivamente ajada para sus 23 años. Vive, junto con sus padres y 7 hermanos en el barrio musulmán de Reina Regenta. "He tenido que vender dos vestidos para comprar una batería de luz" afirma, mientras insiste en mostrarte, como algo insólito, la letrina sin desagüe que se han construido ellos mismos en los 30 metros cuadrados que conforman el habitáculo de su familia. "En mi familia -señala Mimona- sólo sacamos entre mi hermana y yo, que somos las únicas que trabajamos, 18.300 pesetas al mes".

La configuración del centro de la ciudad con hermosos edificios modernistas -un discípulo del maestro modernista Gaudí, Enrique Nieto, fue el arquitecto urbanizador, a principios del siglo XX, del centro de Melilla- contrasta sobremanera con los barrios periféricos, habitados fundamentalmente por musulmanes. No sólo es el famoso barrio de la Cañada de Hidun, mas conocido como Cañada de la Muerte, donde sin agua, sin luz y sin alcantarillado, habitan unos 4.000 musulmanes, en una situación de hacinamiento. Horcas Coloradas, María Cristina, Reina Regenta, Cabreriza Alta, son barrios en los que se repite una situación parecida.

Todas las personas y partidos consultados se muestran de acuerdo en que hay que solucionar el problema. Representantes del PSOE, Alianza Popular y la Unión de Melillenses Independientes (UMI) -partidos que configuran el actual ayuntamiento- niegan tajantemente que exista racismo en Melilla, aunque reconocen que, en ocasiones, la situación del musulmán es discriminatoria.

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