El Partido Social Demócrata rompe el Gobierno de coalición con los socialistas en Portugal
El Partido Social Demócrata (PSD) decidió, después de seis horas de discusiones que se prolongaron hasta la madrugada de ayer, retirar su apoyo al Gobierno presidido por el socialista Mario Soares, con lo que se pone fin, justo dos años después de su nacimiento, al Gabinete de coalición portugués. Los socialdemócratas han informado de su decisión al primer ministro y al presidente de la República, Antonio Ramalbo Eanes.
El Partido Social Demócrata, encabezado por su líder, Anibal Cavaco Silva, presentó en la tarde ayer, en una reunión de ocho minutos de duración con los dirigentes del Partido Socialista, un documento en el que explica las razones de su iniciativa de romper la coalición. El PSD ha anuncia do además que los ministros y secretarios de Estado del PSD per manecerán en sus funciones "el tiempo necesario para salvaguardar los intereses de la nación",sea, hasta el próximo día 16, después de la firma del tratado de
adhesión de España y Portugal a
la Comunidad Económica Eu
ropea (CEE), prevista para la ma
ñaría del 12 de junio en Lis ' boa.El acuerdo ahora denunciad fue firmado el 4 de junio de 1983 por Mario Soares, en nombre de los socialistas, vencedores de laelecciones legislativas anticipadas de abril del mismo año, y Carlos Mota Pinto, entonces presidente del Partido Social Demócrata.
Los socialistas acusan al PSD de ser el responsable de la inestabilidad crónica de la vida política portuguesa, pero los dirigentes socialdemócratas que más sinceramente se empeñaron en la consolidación del Gobierno de coalición, conocido por el bloque central, afirman que la candidatura de Mario Soares a la presidencia de la República fue el verdadero detonante de la crisis.
La rapidez del cambio de táctica del Partido Socialista parece dar la razón a los que piensan que los socialistas, que defendían la estabilidad a cualquier precio, querían sobre todo asegurar el apoyo del PSD a la candidatura presidencial de Mario Soares. Bastó que el nuevo presidente del PSD, Cavaco Silva, anuncia se la intención de apoyar la candidatura presidencial del ex presidente del Centro Democrático Social (CDS) Diego Freitas do Amaral para que la dirección del Partido Socialista empezase a hablar de la necesidad de elecciones generales anticipadas.
La crisis ahora abierta en Portugal se presenta más profunda que un simple cambio de Gobierno, que sería el décimo en nueve años. Con el bloque central se han agotado todas las fórmulas de Gobierno posibles entre los cuatro grandes partidos portugueses y empieza a cundir en la opinión pública portuguesa la convicción de que los partidos actuales imposibilitan la estabilidad.
Los rivales de Soares
Las candidaturas presidenciales de Diego Freitas do Amaral, por la derecha, y de la ex primera ministra María Lourdes Pintasilgo por la izquierda, que se perfilan como los más fuertes rivales de Marlo Soares para la conquista de la presidencia de la República, prefiguran profundas alteraciones en el sistema de partidos El ex presidente del CDS es el potencial líder de la gran derecha y cuenta con el apoyo de los sectores más conservadores, los que aspiran a alterar radicalmente la Constitución y la legislación vigentes. María Lourdes Pintasilgo considera que la defensa del actual régimen constitucional pasa por la reunificación del centro yde la izquierda no comunista para llevar a cabo las transformaciones sociales que no se realizaron en Portugal en 10 años de parlamentarismo de fachada democrática".
Todas las encuestas de opinión confirman esta polarización profunda de la sociedad portuguesa entre estas dos tendencias que amenazan el intento de Marío Soares de consolidar al Partido Socialista en el poder.
Cuando anunciaron la formación de la coalición de bloque central, Mario Soares y Mota Pinto subrayaron que el acuerdo entre los dos mayores partidos portugueses obedecía al "imperativo patriótico" de asegurar la estabilidad política el tiempo necesario para re ' solver la gravísima crisis económica del país, restaurar la .autoridad del Estado y sentar las bases para la reconstrucción y modernización de la sociedad. Tenían entonces buenas razones para pensar que gobernarían sin sobresaltos hasta el final de la legislatura, en 1987: juntos, los dos partidos contaban con el respaldo de dos tercios de los diputados. La oposición estaba, además, dividida en dos partes sensiblemente equilibradas: los 40 diputados comunistas del partido más prosoviético de la Europa occidental y los 36 representantes del CDS democristiano y ferozmente anticomunista.
Teóricamente, el nuevo Gobierno era también responsable ante el presidente de la República, pero la revisión constitucional de 1982 había retirado al ge neral Eanes toda capacidad de intervención en la vida política portuguesa, frente a una mayoría capaz de anular el veto presidencial a cualquier iniciativa legí ' sla tiva y que controlaba también el Tribunal Constitucional.' Pero, como la Alianza Democrática, la coalición de centro derecha constituida por socialdemócratas y democristianos que gobernó Portugal de 1979 a 1983, el bloque central ha sucumbido a sus contradicciones internas, sin ser derrotado en el Parlamento.
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