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Problemas en la redacción del tratado de adhesión de España a la Comunidad

Andrés Ortega

La Comisión Europea, en su proyecto de texto para el tratado de adhesión de España, ha incluido una lista nominativa de barcos españoles que podrán faenar en la Comunidad Europea. Ya no son 300, como estaba previsto, sino 294. En un momento de fuertes tensiones, éste es sólo un ejemplo de lo que está ocurriendo con la redacción de los dos capítulos más conflictivos del tratado: pesca y agricultura. Todo el mundo está peleado. Los diez, entre ellos y con la Comisión. España, con la CEE. Y dentro de la Administración española también hay fuertes tensiones, pues cada uno pasa al otro la patata caliente de la cuota de leche.

La CEE pidió a España una lista de los 300 barcos que faenarían en aguas de la CEE. España no la entregó, considerando que tal detalle no debía figurar en el tratado de adhesión. La Comisión tomó entonces los datos de su propio ordenador. De los 300 barcos de los que tenía conocimiento, seis se han dedicado a otros menesteres (se han hundido, han pasado a integrar una empresa mixta con un país tercero o estaban sancionados).La lista que figura en el anteproyecto del tratado cuenta con sólo 294 barcos (y no los 300 pactados). Y todos con su número de matrícula y nombre. Se trata de la lista de base. Luego, pero no en el tratado, habrá que ir elaborando la lista periódica de los 150 barcos que pueden faenar simultáneamente en estas aguas.

Los diez estaban estudiando ayer este tema antes de remitir hoy sus conclusiones a la parte española, que no acepta que tal lista detallada figure en el tratado de adhesión. Y que además pide los 300 barcos.

En agricultura también hay problemas, y no sólo con la leche. Algunos países de la CEE, al recibir el anteproyecto de texto, se han dado cuenta de que faltaban -"se habían escapado"- las grasas animales.

Otro país, Francia, protestó porque la Comisión se había acogido en su redacción del tema hortofrutícola a un acuerdo de un año atrás sobre la instauración, para los intercambios entre España y la CEE, de un precio de oferta comunitario, otro español y unos montantes correctores.

Francia insiste en el sistema más duro de precios de referencia, calendarios e incluso medidas reforzadas de vigilancia para varios productos, lo cual ha dado lugar estos días a duros enfrentamientos entre los diez.

Párrafos en blanco

Todo ello lleva a algunos expertos comunitarios a pensar que quizá se llegue al 12 de junio -fecha de la firma- con algunos párrafos en blanco en el tratado. Esto ha pasado con otras adhesiones. Pero en el caso español es más grave si pretende ingresar el 1 de enero de 1986, pues no se pueden ratificar tratados con partes en blanco. La fecha que se baraja, teóricamente, para completar la redacción del tratado es la del 6 de junio, cuando aún no ha empezado la negociación formal sobre el texto del sector agrícola.

En cuanto a la leche, todo sigue donde estaba. España presentó recientemente a la Presidencia italiana del Consejo de la CEE -en este caso el embajador Piero Calamia- una solución global para todos los temas pendientes..., salvo la cuota de producción de leche. Y Calamia se enfadó.

Y nadie -ni el secretario de Estado Manuel Marín, ni el ministro de Agricultura, Carlos Romero, ni el de Exteriores, Fernando Morán- quiere dar la cara y responsabilizarse de este impopular tema. Hoy el embajador español ante la CEE, Gabriel Ferrán, se entrevistará de nuevo con Calamia. Y quizá el martes vaya alguien de Madrid a Bruselas.

Entrevista Soares-González

Por otra parte los presidentes de España y Portugal, Felipe González y Mario Soares, respectivamente, se reunirán este fin de semana en Valencia de Alcántara (Cáceres) con miembros de sus respectivos gabinetes para "limar las últimas aristas" en materia de relaciones bilaterales durante el período transitorio, informa Nicole Guardiola desde Lisboa. La negociación de un acuerdo entre España y Portugal fue requerida por la CEE que amenazó en caso contrario con imponer sus condiciones.

En este caso, como en Bruselas, los últimos flecos no han sido fáciles de liquidar y aún no están creadas las condiciones para la cumbre deseada por Lisboa para solemnizar la apertura de la "nueva era" de las relaciones entre España y Portugal. En ambos países la oposición ha acusado a los respectivos gobiernos de no haber salvaguardado debidamente los intereses nacionales.

La noticia de la reunión ha causado cierta sorpresa en Portugal. El reciente cambio de dirección del partido socialdemócrata obliga al Gobierno de Lisboa a moverse con extrema prudencia en todos los temas que puedan complicar el precario equilibrio de la actual coalición. Anunciada el miércoles en Madrid, la realización del encuentro hispano-luso se confirmó en Lisboa 24 horas más tarde.

La reunión bilateral no cuenta con una agenda de conversaciones previa, según ha confirmado el presidente español.

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