El Movimiento Popular beréber practicará una oposición selectiva al Gobierno de Marruecos
El Movimiento Popular beréber, dirigido por Mahyubi Aherdan, ha anunciado que practicará una oposición selectiva al Gobierno de Marruecos, siempre desde una postura de absoluta lealtad a la institución monárquica que encarna Hassan II. Aherdan considera que los asesores del rey son los auténticos culpables de la situación que atraviesa el país, ya que ocultan al monarca la realidad social y política marroquí. La ausencia de este partido y su dirigente en el Gobierno es consecuencia, según observadores, de las diferencias surgidas entre el rey Hassan y Aherdan.
Beréber hasta la médula, antiguo capitán del Ejército francés, comandante luego del Ejército de Liberación marroquí, poeta, pintor, varias veces ministro, y de los más importantes, Aherdan anunció en abril que él y su partido, el Movimiento Popular, mayoritariamente beréber, permanecerían fuera del Gobierno actual. Esta novedad en Marruecos fue explicada por el poder como el resultado de una discrepancia entre el rey Hassan II y el único hombre a quien en el pasado confió el Ministerio de Defensa, a propósito del número de carteras que recibiría el partido y las personas que las ocuparían. EL PAÍS ha preguntado a Aherdan por las razones de su alejamiento. Aherdan y el Movimiento Popular se consideran los representantes del mundo beréber rural, de ese fellah (campesino) defensor del trono que constituye el 65% de la población de Marruecos, esa componente primera, a veces aplastada, permanentemente olvidada, del mosaico de pueblos que es Marruecos.El mundo rural sufre, según expresión de Aherdan, las consecuencias de 30 años de política dirigida por las mismas familias y las mismas elites urbanas, firmadas por Francia, y que han llevado al país, afirma, a "una situación en que su futuro se ve amenazado".Pero de la conversación con Aherdan resulta algo mucho más serio que todo eso, y que sugiere que 30 años después de la independencia los problemas del régimen marroquí siguen siendo los mismos que se plantearon a la muerte de Mohamed V: la exigencia de que las instituciones funcionen normalmente y que la Constitución sea aplicada correctamente, la permanente división de los partidos políticos con el poder, en una responsabilidad que él atribuye directamente al consejero real, Reda Guedira, y la constante adulteración de la voluntad popular, que achaca a las intervenciones de la Administración interior.
Cientos de miles de parados
"El futuro de mi País", dice Aherdan, "está amenazado. A los 30 años de independencia, la situación se ha degradado enormemente. Tenemos a cientos de miles de parados en las calles. Nosotros respetamos profundamente a la monarquía, que es la garantía de la unidad de nuestro país. Pero hoy ya no es posible hacer más concesiones. No vemos cuál puede ser el futuro del país, y si no podemos hacer nada por él, si no somos tratados como debemos serlo, preferimos quedar al margen y pedir que nos dejen en paz. Pero es evidente que 30 años después de la independencia Marruecos debe hacer balance y rectificar los errores cometidos".A sus 61 años de edad, Mahyubi Aherdan tiene no sólo el valor de exponer sus opiniones, sino de prescindir de elipsis a la hora de señalar a los culpables, según él, de la crisis. "Los que rodean al rey", afirma, "le mienten. Yo, a riesgo de desagradar, no quiero mentir al rey, por eso lo que he hecho es decirle la verdad, que creo que es la mejor forma de ayudarle".
Pero Mahyubi Aherdan entiende que la clase gobernante marroquí no presiente los peligros que acechan al país, y por tanto no quiere escuchar. Cuenta, como anécdota, que en tres sesiones consecutivas del Gabinete de Maati Buabid dijo: "Señores, este país no puede continuar así. Aquí mismo, entre nosotros, están ministros que roban a su país".¿Sabe usted qué pasó?, me pregunta: "Absolutamente nada. Nadie me preguntó qué quería decir, y ni siquiera a quién me refería".
El nuevo Gobierno de partidos artificiales, según Aherdan, anunciado el pasado 11 de abril, no es más que una reedición mala y tardía del Frente para la Defensa de las Instituciones Constitucionales (FDIC), creado por Reda Guedira en 1963. Aherdan reconoce que lleva 25 años en oposición al consejero Guedira, a quien culpa de los problemas actuales de Marruecos. "Francia", afirma, "creó unas elites políticas para gobernar, pero cuando hubo que luchar por la independencia, esas elites no combatieron. Éstos y los mercaderes del Istiqlal son los responsables de la situación actual, incluido el desastre en política exterior, que tendrá que subsanar ahora Filali. Hoy, Marruecos ha perdido en todas las grandes capitales, y en Europa no tiene ninguna fuerza. Si la monarquía marroquí se viese en el futuro amenazada, yo tomaría de nuevo las armas en su defensa, pero ellos se marcharían a Suiza o Francia, donde tienen sus cuentas bancarias".
Para Aherdan, el rey es árbitro del país, pero "un árbitro, en un partido de fútbol, no debe tomar parte por un equipo. Queremos que se haga un saneamiento de la Administración y del Estado, que el mundo rural deje de ser sólo bueno para suministrar soldados o danzarines folclóricos y que, puesto que es él que sufre las consecuencias de la política, que tenga la posibilidad de participar plenamente".
Una oposición selectiva
"El Movimiento Popular", señala Aherdan, "tiene muchas cosas en común con el actual programa de gobierno. Pero no se. trata de programas, porque los programas no fueron jamás aplicados en Marruecos. Lo que nos interesa es que Marruecos vuelva a ser lo que fue, que recupere su lugar, y, para ello, el color de quienes lo hagan nos trae sin cuidado, con tal de que sean capaces. No queremos estar en el Gobierno, pero sí sentimos en él. Nosotros no hemos cambiado de posición. Yo siempre me opuse al Gobierno cuando hacía algo mal, incluso desde dentro de él. Lo que ocurre hoy en Marruecos me desagrada profundamente. Por eso, en adelante, lo que el Gobierno haga bien será apoyado y lo que haga mal -y lo malo es mucho- será combatido"."Jamás un ministro fue a ver cómo viven los campesinos del Gran Atlas, por ejemplo, ni a interesarse por sus problemas. ¿Qué quieren, que sigan vegetando 200 años más? Es necesario también restablecer la autenticidad cultural de Marruecos.
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