Un tenor en el ocaso

Nicolai Gedda era a los 26 años un joven estudiante. A los 27 debutó en la Scala de Milán de la mano de Karajan, y se hizo famoso de la noche a la mañana.Aquella facilidad para el registro agudo fue su tarjeta de visita, pero la acompañaba con inteligencia, técnica y estilo. Durante décadas ha sido uno de los máximos especialistas en las obras para la cuerda de tenor lírico, con un repertorio que incluye más de 70 papeles, 15 oratorios, 15 operetas.

Si ya es triste que venga a Madrid cumplidos los 60, lo es aún más en las penosas condiciones en que ha venido: la organización del recital ha brillado por su ausencia y un escuetísimo programa de mano habla de sus éxitos en la ópera de Miami (de tercera fila) o dándose en inglés los títulos de. las canciones de Chaikovski.

La consecuencia de ello fue la poca afluencia de público al Real. Quizá por ello la primera pieza, la Notte de Respighi, hizo pensar al cronista que el deterioro vocal era enorme, dado el cuidado y la suavidad con que fue dicha. Después, las arias del Elixir d`amore colocaron las cosas en su sitio. Poco a poco el artista se fue centrando, al mismo tiempo que la voz se calentaba hasta lograr arrancar bravos y ovaciones del público en las arias de Mignon, las canciones de Chaikovski y la bellísima aria de Eugenio Oneguin, cuya intepretación resultó conceptualmente modélica.