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Los analfabetos tendrán derecho a voto en las próximas elecciones brasileñas

El Congreso brasileño aprobó en la noche del miércoles (madrugada de ayer en España), tras una larga sesión parlamentaria, el restablecimiento de elecciones directas para presidente de la República, alcaldes de las capitales de provincia, y otras autoridades locales, cuyas áreas de gestión eran consideradas bajo el régimen militar "de seguridad nacional". También fue aprobada la concesión del voto a los analfabetos, que por primera vez podrán ejercer ese derecho en Brasil, un país con cerca del 35% de analfabetos en edad para votar.

Después de 36 discursos e innumerables interrupciones, el proyecto fue sometido a debate. Aunque las elecciones directas para presidente se han incorporado a la Constitución, no se ha establecido una fecha para que se lleven a cabo.La Alianza Democrática decidió dejar esa decisión a cargo de la Asamblea constituyente, que será elegida en noviembre de 1986. En las capitales de provincias y demás municipios, la reconquista de la autonomía política culmina en unas elecciones, fijadas para el día 15 de noviembre de 1986. Los nuevos alcaldes asumirán sus puestos el primer día de enero del año siguiente.

Las últimas elecciones presidenciales brasileñas se realizaron en 1960. Entonces fue elegido Janio Cuadros, que renunció en agosto de 1961. El vicepresidente João Goulart asumió la presidencia en medio de fuertes presiones militares y de los sectores más conservadores del país, que terminaron por derrocarlo, en un golpe incruento, el día 31 de marzo de 1964.

Se instaló entonces un régimen militar, que gobernó con mano de hierro hasta el inicio del período de reapertura, en 1979. El pasado 15 de marzo, el último de los generales presidentes, João Figueiredo, abandonó Brasilia tras haberse negado a participar en la ceremonia de entrega del mando a su sucesor, el vicepresidente José Sarney (el presidente electo, Tancredo Neves, se encontraba hospitalizado y falleció 38 días después).

Procedimiento de urgencia

Al aprobar por el procedimiento de urgencia esa enmienda constitucional, la Alianza Democrática, formada por disidentes del régimen militar y del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), que centralizó la oposición a lo largo de los últimos 20 años, consigue acallar en un primer momento las presiones para que se fije inmediatamente la duración del Gobierno de Sarney.Esas presiones, encabezadas sobre todo por el gobernador de Río de Janeiro, el socialista Leonel Brizola, tomaban como punto de partida la ilegitimidad del mecanismo que llevó a Sarney a la presidencia: el mismo colegio electoral inventado por la dictadura para perpetuarse en el poder.

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La transición, dicen los defensores de esa postura, sólo será válida si sirve para devolver, a corto plazo, la democracia a Brasil. Tal proceso deberá culminar con la convocatoria de elecciones generales para una Asamblea constituyente, gobernadores provinciales, alcaldes, diputados, senadores y concejales, en noviembre de 1986.

Ardorosos defensores del restablecimiento de las elecciones directas, los dirigentes del PMDB, una vez en el poder, pasaron a defender elecciones por etapas y proponen que las presidenciales no se lleven a cabo antes de 1988. Este proyecto será defendido por la Alianza Democrática en la Asamblea constituyente, siempre que tal alianza logre sobrevivir a los primeros meses de la gestión de Sarney.

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