El adiós a Mayo 68
En agosto de 1974, Valéry Giscard d'Estaing, visitaba una cárcel en Lyon, se interesaba por las condiciones en que se encuentraban los detenidos y estrechaba la mano a algunos (...) Temblamos ante la idea de que Robert Badinter pueda hoy atreverse a tal audacia. En diciembre de ese mismo año, el mismo Giscard invitaba a unos barrenderos, trabajadores inmigrados, a compartir su desayuno en el Elíseo. En abril de 1985, vemos que las pasiones se desencadenan cuando FranQois Mitterrand evoca la posibilidad de la concesión del derecho al voto, en un futuro lejano y sólo cuando la opinión esté preparada, a los immigrados para las elecciones municipales. ¡Y Giscard no se detuvo en esto! Reducción de la mayoria de edad a 18 años, ley autorizando el aborto, etc. ¿Qué pasaba? Nada. Había sucedido algo seis años antes. Hace mucho tiempo: fue Mayo-68.La fiesta libertaria, la contestación de todas las autoridades, la liberación de todas las trabas, la llamada al espíritu contra la razón, a la espontaneidad contra la tradi.ción: era una corriente de ideas, potente, imparable que, súbitamente, inundó la sociedad occidental. Esta coriente tuvo que ser,en todo caso, lo bastante potente para que un presidente de la República, elegido por la derecha, se resintierade ella, la interiorizara de una manera tan singular como para tenerla en cuenta hasta tal punto. Cuando una corriente sociológica pasa remueve toda la sociedad. Y si las reformas: de Jean-Pierre Chevénement se reciben aquí con tanto ardor y allá con tanto malestar es porque nos resistimos a recordar a un Giscard por un momento heredero de Mayo-68, y porque nos resignarnos mal a ver a un socialista como enterrador de las ideas de Mayo.
(...) Las reformas de Chevénement son, sin duda, unas oportunas y otras técnicamente contestables; el hecho es que se in.sertan en un ceremonial de funeral -de Mayo68. Si tenemos más de treinta y cinco años, nuestros hijos y nietos tendrán la misma educación que nosotros. Hay un paréntesis cultura¡ de toda una generación.
¿Cómo ha sido posible esta evolución? Edgar Morin concede que tuvo, en sus análisis, tendencia a infravalorar la necesidad de paternidad en las sociedades y esto en favor del deseo de hermandad: lo que en definitiva necesitarían las sociedades, en tiempos de crisis, de inseguridad moral, en período de fin de siglo y de milenio, sería un familiar responsable de un destino amenazado. Por tanto, el refugio en la madre patria, en la lengua materna, el abandono de la libertad por la autoridad. Podemos añadir que el péndulo de la Historia oscila regularmente entre una dinámica de liberación y una incapacidad de vivir la libertad. Queremos deshacernos del padre, pero no podemos vivir huérfanos: proceso muy conocido que ritma los cambios. ¿Cómo se acomoda la necesidad de autoridad,con el liberalismo antiestatal? Con la vuelta a la tradición: es de ella de la que se espera la coacción,no del Gobierno. Fenómeno observado regularmente en Estados-Unidos. (...)
Y sin duda es por rehusar resignarse a encarnar nada más que las "corrientes portadoras" en una relatividad histórica que retiran a las ideas su permanencia y universalidad por lo que François Mitterrand, por una conciencia confusa, por lo menos, de esta coacción sufrida, parece haber disfrutado haciendo un balance idéologico ante los representantes de la Liga de los Derechos Humanos. Uno de nuestros compañeros de "Le Monde" ha enfrentado la promesa (concerniente al derecho de voto de los immigrados) a la opinión (que se niega a que esta promesa se cumpla) (...)
Ante todo, nada es menos cierto. Pues, no es inútil que el guardián de las instituciones haga referencia a la diferencia étnica. Es evidente que fuera del enfrentamiento entre la promesa y la opinión, Frangois Mitterrand ha querido adelantarse a la oposición entre el Valor y la Historia. ¿Consiste la política en acompañar las oscilaciones del péndulo sociológico? ¿Será esto una obligación de la democracia? ¿Se podría decir, llegando al limite, que el Bien y la Verdad dependen de los sondeos? (...)
4 de mayo
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