El PSOE y el Gobierno aseguran que han hecho a UGT una nueva oferta sobre pensiones que el sindicato niega conocer
El Gobierno, a través del PSOE, ha realizado, desde hace más de 15 días, varias ofertas a representantes del sindicato UGT sobre la anunciada reforma de pensiones, que la central socialista niega haber recibido. Según algunas versiones, la ejecutiva ugetista conocía la oferta pero no se dio por enterada por no haberse realizado de forma oficial. Otras versiones apuntan a un deseo de hacer que el PSOE y el Gobierno cedan ante el sindicato, obligándoles a mejorar aún más su oferta, y subrayan que la batalla que actualmente se está registrando en el seno de la familia tiene mucho de conflicto de personas. Frente a estas opiniones, el sindicato defiende oficialmente que no ha recibido oferta alguna, que en caso de que se recibiera en los términos ya anunciados públicamente no es aceptable, y que no hay otras razones para el rechazo a estas propuestas que la de la imposibilidad de una organización obrera para asumir una reforma basada en el recorte de los derechos de los trabajadores.
La batalla abierta entre UGT y el Gobierno, en la que está intentando mediar sin éxito el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), va teniendo cada vez más dificultades para su resolución, tras las declaraciones públicas efectuadas por los máximos dirigentes del sindicato que insisten en no haber recibido del Gobierno ninguna nueva propuesta sobre pensiones. Representantes de una y otra parte han subrayado que en estos momentos se ha llegado a tal grado de deterioro en las relaciones que ninguno de los contendientes ahorra esfuerzos por cargar las culpas sobre la otra parte.
En este sentido, mientras miembros del PSOE y fuentes cercanas al Gobierno han asegurado en distintas ocasiones y ámbitos que desde hace más de 15 días existe una propuesta mejorando sensiblemente las condiciones de la reforma de la Seguridad Social, el sindicato ha negado reiteradamente la veracidad de estas afirmaciones. Sin embargo, fuentes del propio sindicato hacen notar que la división existente en el seno de la central y el deseo de quitar razones a la otra parte han provocado una falta de transparencia dentro de la propia organización.
Posturas radicalizadas
Así, se han radicalizado posturas que en otra situación hubieran sido coincidentes. Al mismo tiempo, las tensiones provocadas han servido para reavivar viejas querellas personales que nunca habían quedado solventadas del todo, y hacer aparecer otras que se encontraban larvadas. En este aspecto, se indica que las críticas de Nicolás Redondo a Felipe González podrían estar influenciadas -además de por su absoluto convencimiento de que la reforma propuesta no es la que habría de realizar un Gobierno socialista- por los diferentes apoyos que en el congreso de los socialistas vascos dieron uno y otro a Txiki Benegas.
UGT se encuentra en estos momentos dividida en dos grandes bloques. Por un lado, se encuadran los que rechazan la propuesta de reforma y exigen que se reabra un nuevo proceso de negociación global que no puede contemplar en ningún caso un recorte de las prestaciones. En consecuencia, no aceptan ni el proyecto inicial ni las nuevas modificaciones ofrecidas por el Ejecutivo, por considerar que cualquier proyecto debe entenderse como un todo. Frente a este sector se encuentra otro más minoritario que defiende como cuestión de principio la negociación sobre las bases ofrecidas por el Gobierno.
Para este segundo sector, ya hay una propuesta de reforma global contenida en el denominado libro naranja, y para los que el proyecto de medidas sobre pensiones, con los cambios que el Gobierno dice estar dispuesto a ofrecer, es suficiente para reabrir nuevamente el proceso negociador. Los argumentos de este sector son que si bien es cierto que inicialmente puede producirse una reducción en la cuantía inicial de las prestaciones, su incidencia queda disminuida con la revalorización automática.
De acuerdo con estas versiones, la nueva oferta a UGT, que ha sido planteada a instancias del propio Felipe González, permitiría dar el plácet para que se pongan en marcha las nuevas medidas al recoger, en esencia, la posibilidad de modificar cinco puntos de su primitivo proyecto: supresión del requisito de alta; alargamiento a 10 años del período transitorio, que en la primitiva propuesta se establecía en cinco años, con lo que los trabajadores que hoy tengan 55 o más años, podrían escoger libremente entre este y el antiguo sistema; revalorización de las futuras pensiones y, por último, subida sustancial -en torno al 30%- para las pensiones asistenciales, de manera que se sitúen en unas 15.000 pesetas, frente a las 11.000 actuales.
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