Gitanos
Esta sesión de la Cumbre Flamenca fue para los gitanos. Creo que de las 18 personas que comparecieron en el escenario sólo tres y media (José de la Tomasa es hijo de gitana y payo) no pertenecían a esa etnia.Se pueden sacar conclusiones interesantes de esta circunstancia. En primer lugar la consecuencia lógica, evidente, del peso específico de los gitanos en el arte flamenco. Después la diversidad de registros en que se manifiestan.
No hay un cante, un toque, un baile gitanos de una sola cuerda. Limitándonos al espectáculo que comentamos, Agujetas puede representar el acento más oscuro y sombrío de este arte, por muchos conceptos primario, anclado en tiempos pretéritos.
En el otro extremo podemos situar a El Yunque, que ya casi ni suena gitano, seguramente por su nacimiento en Madrid y su formación artística en la capital de España.
Y entre ambos, el baile con nervio y duende de Manuela Carrasco (cuando puede bailar como ella sabe hacerlo); el toque propio de un Pedro Bacán, lleno de esencias específicas, mientras el de Enrique de Melchor ha evolucionado a la par de los tiempos; y el cante clásico, formalmente muy construido, elaborado, de dos cantaores que pudiéramos considerar clásicos, como son Manuel Mairena y José de la Tomasa.
Subterráneamente a todo ello, dándole una savia específica, eso que llamamos gitanismo.
Babelia
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