Presiones internas y externas explican las tímidas reformas introducidas en Suráfrica
El Gobierno surafricano, enfrentado a una presión internacional cada vez más acusada y a unos disturbios internos que amenazan con convertirse en endémicos, ha iniciado una serie de tímidas reformas destinadas a cambiar la política de segregación racial que desde 1949 ha constituido la base del sistema.
Al anuncio realizado la pasada semana de la próxima abolición de la ley que prohibe los matrimonios interraciales y de la sección 16 de la ley de inmoralidad que convierte en delito las relaciones sexuales entre personas de distinto color ha seguido una invitación del presidente P. W. Botha a los partidos políticos con representación parlamentaria para participar en un foro o conferencia multipartidista con el fin de discutir la futura participación constitucional de la mayoría negra de la República.En la actualidad, y tras la última reforma constitucional llevada a cabo en 1984, Suráfrica consta de un Parlamento tricameral en el que están representadas las poblaciones blanca, mestiza y asiática en Cámaras separadas, mientras que los negros, que con 23 millones de habitantes constituyen la mayoría, siguen sin tener la más mínima representación política en los órganos legislativos o políticos del país y sólo pueden participar en las elecciones municipales de las propias ciudades negras.
Estas elecciones han sido constantemente boicoteadas por la población negra, que en los recientes disturbios ha concentrado su ira contra los miembros de los consejos municipales, cuyas casas han sido asaltadas.
La invitación de Botha ha encontrado una respuesta favorable en el líder de la oposición blanca, F. Van Zyl Slabbert, cuyo partido, el Federal Progresista, compuesto principalmente por los surafricanos de habla inglesa, ha sido el máximo oponente entre los blancos a la política de apartheid, o desarrollo separado, instaurada por el partido nacional de mayoría boer en 1948. Pero el dirigente de la oposición ha condicionado su participación en las conversaciones a que éstas sean "totalmente abiertas".
Contrarios a la violencia
Con el lanzamiento de este foro, el Gobierno parece querer intentar la atracción a sus tesis de los dirigentes negros moderados que están a favor de la supresión del apartheid sin recurrir a la violencia, tales como el jefe Gatsa Butaleshi, líder de la nación zulú, y el premio Nobel de la Paz y arzobispo de Johanesburgo, Desmond Tutu. Sin embargo, no se puede asegurar que los dirigentes del prohibido Congreso Nacional Africano (ANC) acepten una discusión con el Gobierno que no esté basada en la supresión total del apartheid.Entre tanto, y en lo que supone un giro de 180 grados en la política mantenida hasta ahora por Pretoria con relación a los cuatro Estados independientes creados artificialmente dentro de las fronteras de Suráfrica (Ciskei, Transkei, Bophutatswana y Venda), el Gobierno ha anunciado su intención de volver a conceder la nacionalidad surafricana a los habitantes de estos cuatro homelands. La medida supone una importante evolución en la forma de pensar oficial del Gobierno, ya que toda la teoría de la creación de los Estados independientes estaba basada en que los habitantes de esos homelands no eran surafricanos, sino ciudadanos de sus respectivos países, y por tanto no tenían derecho a pasaporte surafricano.
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