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Jerónimo Núñez

Un policía de Santurce, en huelga de hambre porque no se le permite estudiar 'euskera'

Para el policía nacional Jerónimo Núñez Alonso sería más fácil olvidar las tensiones de la margen izquierda del río Nervión -esta zona tan conflictiva- para matricularse en cualquier otro centro del País Vasco en donde se imparta la enseñanza del euskera, pero no quiere renunciar. Natural de Cantabria, se instaló hace cuatro años en Santurce, a donde había acudido tantas veces en su niñez, durante las vacaciones estivales, para visitar a sus familiares. Espera que sus hijos no tengan el mismo problema si algún día deciden aprender euskera.

Después de un año de asistir a clases de euskera los profesores del centro, miembros de la coordinadora de alfabetización integrada por los sectores de la enseñanza del abertzalismo radical, le han declarado persona non grata por pertenecer al cuerpo de la Policía NacionalEl funcionario, apoyado por sus compañeros del sindicato unitario de policías, que dicen de él que "es el promotor de una bella idea; la integración en Euskadi", asegura que desde que efectuó su matrícula en el centro, el año pasado, las relaciones con sus compañeros de clase se han desarrollado "con toda normalidad" y afirma que nunca ha tratado de ocultar la clase de trabajo que desempeña: "en el momento de formalizar mi matrícula dije que era funcionario pero no he tenido ningún inconveniente en precisar, cuando me preguntó algún compañero mientras tomábamos un vino en un bar, que soy policía nacional".

Jerónimo Núñez tenía la intención de proseguir sus estudios de segundo curso, que comenzaron el pasado mes de enero, pero al tercer día del inicio de las clases, tres profesores le comunicaron que tenía que no se admitía en el centro a policías nacionales. Por esta razón el funcionario se encerró el pasado martes en los locales de la escuela a la vez que iniciaba una huelga de hambre -y posteriormente de sed- a fin de que los responsables del centro privado le den una explicación oficial.

Para los responsables del centro, la permanencia de Jerónimo Núñez responde a un plan premeditado de infiltración de los miembros de las fuerzas de seguridad del estado "para dinamitar el euskera". El acusado, que descarta que una infiltración se realice dando la cara insiste en su interés personal por aprender la lengua vasca, porque "trabajo y vivo aquí".

Al hablar de sus dos hijos, Gustavo y David, de 7 y 4 años respectivamente, y se apresura a explicar, a justificar casi, el hecho de que los nombres no sean euskaldunes: "el buen, vino se mide por su calidad de crianza y de cosecha, no por su etiqueta". Para añadir, a renglón seguido, que no desearía que sus niños fueran marginados -si algún día desean aprender euskera- por tener un padre txakurra (nombre despectivo utilizado en sectores abertzales para referirse a un policía, y que en euskera significa perro).

Los responsables de la coordinadora de alfabetización de Euskadi se muestran desconfiados ante el interés del policía nacional. Dicen que Jerónimo debe estar respaldado por todo un aparato porque resulta sospechoso, en su opinión, que pueda permanecer en huelga de hambre sin acercarse por el trabajo. Reconocen que no tienen pruebas concretas relacionadas con la posible infiltración del funcionario en los ambientes abertzales. Pero dada la peculiar situación de Euskalherría, sentencia, "existe la incompatibilidad de ser policía español y estar integrado en la sociedad vasca". En el mismo escenario, en una sala contigua al lugar donde el policía nacional está protagonizando su huelga de hambre, tres alumnos del centro han iniciado otra huelga de hambre precisamente para exigir que el funcionario no asista más a las clases.

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