Contra Barrionuevo

Tengo el agrado de dirigirme a usted -y, por su intermedio, a todo el personal de la empresa editora- a fin de hacerle llegar mi más decidido apoyo con su línea editorial, su objetividad periodística y su independencia de criterio, todo ello con motivo de la descomedida acción judicial incoada por el señor José Barrionuevo, tristemente célebre ministro del Interior de nuestra amada España.Con profunda perplejidad he leído en estos días cómo arremete el ministro de marras contra EL PAÍS, aunque simule hacerlo contra su director, so pretexto de "socavar las instituciones democráticas".

Creo sinceramente que el ciudadano José Barrionuevo no es ni ha sido jamás un demócrata en el sentido lato de la palabra. Consecuentemente, no puede desempeñar el rol de ministro del Interior como lo haría un demócrata por esencia, presencia y potencia.

No es verosímil etiquetar de demócrata a quien detentando el cargo de ministro del Interior condecora con todos los honores a torturadores procesados como tales por la justicia al producirse aquel evento.

Creo que de tal situación no tiene la culpa EL PAÍS, sino solamente su autor. Tampoco es culpable EL PAÍS cuando el citado ministro manifiesta su intención de no formar expediente alguno contra los policías nacionales o guardias civiles acusados por sus víctimas de practicar la tortura sistemática como medio de obtener confesiones.

No es imputable al señor Juan Luis Cebrián la destitución fulmi

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nante del fiscal Valerio de la Audiencia de Bilbao, pero todos los ciudadanos españoles medianamente ilustrados sospechamos, sin miedo al equívoco, que José Barrionuevo estaba altamente implicado en el asunto.

Niego rotundamente que sea la empresa editora de EL PAÍS la que haya afirmado que la muerte o, mejor dicho, el asesinato violento de Santi Brouard pudo haberse evitado; todos sabemos que fue el señor fiscal Valerio el autor de tal aserto.

Somos muchos también los que creemos que el señor Barrionuevo prestaría un gran servicio a la nación declinando el cargo.-