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Entrevista:

Pickering: "Es esencial respetar el voto del pueblo"

'La gran mayoría de la derecha ha adquirido compromisos serios, con el sistema democrático". "Un golpe de Estado sería fatal para el futuro del país"

Thomas R. Pickering, de 51 años, es embajador de Estados Unidos en San Salvador desde hace casi dos. Su gestión cuenta con el beneplácito del presidente Ronald Reagan, que ha propuesto su próximo traslado a la Embajada en Israel, uno de los cinco cargos más importantes de la diplomacia norteamericana en el exterior. Pickering ha sido no sólo un observador privilegiado de la transición salvadoreña, sino uno de sus protagonistas más activos. Sus puntos de vista fueron en ocasiones atacados frontalmente por la extrema derecha, que lo ha convertido en blanco de sus amenazas e incluso de varios planes de atentado. Democracia y armas han sido sus dos recetas para frenar a la guerrilla. En su etapa final ha dado el visto bueno a la aventura del diálogo.

Pregunta. ¿Cómo analiza los resultados de estas elecciones?

Respuesta. Como ejercicio de derechos democráticos, han constituido un gran éxito, que culmina el esfuerzo iniciado en1982 con la elección, de una asamblea constituyente. En cuanto a sus resultados, se trata de un triunfo del Partido Demócrata Cristiano (PDC), que está dedicado por entero a construir la democracia. Lo que hace falta saber ahora es si José Napoleón Duarte gobernará solo o formará un Gobierno más amplio.

P. ¿No puede haber tentaciones en la extrema derecha para recurrir a la violencia después de su fracaso en las urnas?

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R. En la extrema derecha igual que en la extrema izquierda, hay personas que no se han comprometido con la democracia. Es evidente que casi por definición no van a respetar el proceso y que van a recurrir a la amenaza como un método para ejercer su influencia. Mi impresión es que se trata de un núcleo pequeño. La gran mayoría de la derecha, incluyendo a muchos militantes de Arena (Alianza Republicana Nacionalista), ha adquirido compromisos serios con el sistema democrático. El resto del mundo no va a reconocer ni apoyar en el futuro un poder no legítimo. También creo que: los militares, no todos, pero sí la mayoría, que en el pasado pudieron favorecer acciones contra e Gobierno, apoyan ahora sincera mente el proceso democrático.

P. Se ha comentado en los últimos días que a la Embajada no le interesaba una mayoría del Partido Demócrata Cristiano y que habría preferido un cierto contrapeso en la asamblea.

R. Ésa es una mentira fabrica da por la extrema derecha para apoyar su posición. Eso es una locura. No hay ninguna ley de la democracia que establezca que un partido debe controlar el Gobierno y otro el Parlarnento. Eesencial respetar el voto del pueblo.

Problemas de la democracia

P. Pero en el terreno de los hechos parece difícil que la derecha pueda soportar este alejamiento total del poder.

R. Mi impresión es que el sistema puede sobrevivir, con un solo partido que controle el Ejecutivo y el Legislativo. Habrá problemas con este resultado o con cualquier otro. Ésa es casi la esencia de la democracia. La posición de mi Embajada y de mi Gobierno es de neutralidad.

P. Uno de los problemas más graves planteados en El Salvador ha sido históricamente el de la justicia. Duarte prometió una reforma a fondo que no ha podido llevar a cabo, según dice, por la oposición de la Asamblea. ¿Qué espera el Gobierno de Estados Unidos en esta terna ahora que el Partido Demócrata Cristiano controla el Legislativo?

R. Tengo esperanzas muy rea les de que va a haber progresos en varios casos en los que nosotros estamos trabajando muy cerca del Gobierno por tratarse de ciudadanos norteamericanos Creo que dentro de tres o cuatro meses podremos llevar a juicio el crimen de un joven al que mataron hace dos años en Morazán Hay otros casos que efectivamente están estancados en la Asamblea en contra de las instrucciones de Duarte.

P. ¿Cree posible que a corto plazo un juez pueda sentar en el banquillo de los acusados a algún oficial?

R. Creo que sí, pero eso va a exigir una preparación muy cuidadosa, que pasa por una investigación a fondo, búsqueda de testigos y medidas de protección para los jueces y los jurados. Todo eso se hizo ya en el caso de las monjas, pero es probable que hagan falta pruebas más contundentes para acusar a un oficial. Opino que Duarte está dedicado a poner los medios necesarios para hacer justicia en los casos más importantes y que cuenta para ello con el apoyo del alto mando, aunque pueda haber acusaciones contra oficiales.

P. Una de las preocupaciones mostradas recientemente por el alto mando militar se refiere al retorno de la guerrilla a la ciudad.

R. En efecto, hay una mayor concentración guerrillera ahora en las ciudades y eso va a exigir un esfuerzo de inteligencia para descubrir sus redes. La policía ha logrado algunos éxitos recientes con la detención de varios extremistas.

P. ¿No existe el riesgo de que se generalice la represión con unos cuerpos de seguridad que no brillan precisamente por sus servicios de inteligencia?

R. Los nuevos jefes de la policía han dado instrucciones muy concretas para que se aplique un código de derechos humanos, que es sumamente necesario en este conflicto, pero es posible que la extrema izquierda busque precisamente una reacción violenta, no legal. Lo que yo estoy esperando es una respuesta de la extrema derecha, porque ése es un ciclo normal.

Asesinatos de civiles

P. Algunos organismos vinculados a la Iglesia han denunciado, sin embargo, un aumento en el número de civiles asesinados durante los dos últimos meses.

R. Según nuestras estadísticas, esa apreciación no es correcta. En enero hubo un número de muertos ligeramente inferior al de diciembre. Por otra parte, estamos investigando con más detalle los datos de este año hasta el 15 de marzo, a que hemos visto un aumento de las muertes atribuibles a la guerrilla.

P. ¿Cómo ve el embajador de Estados, Unidos la situación militar?

R. El Gobierno está tratando de mantener la iniciativa en todo el país, incluyendo las zonas más conflictivas que estuvieron antes casi exclusivamente en manos de la guerrilla. Las tropas se hicieron presentes durante el año pasado, por períodos de al menos dos semanas, en todos los lugares de El Salvador. Es verdad que no han capturado a muchos guerrilleros y que éstos no han tenido demasiadas bajas, pero la presión militar ha aumentado el número de deserciones y ha entorpecido la formación de redes logísticas eficaces. Hubo también cambios en el liderazgo del Ejército, un mejor entrenamiento y más ayuda de parte de Estados Unidos. En cualquier caso sería un grave error subestimar el poder de la guerrilla, que tienen hasta 10.000 efectivos bien equipados, con armas suministradas desde Nicaragua.

P. En la victoria del Partido Demócrata Cristiano parece que ha tenido un peso importante la promesa de Duarte de recomenzar el diálogo con la izquierda. ¿Qué opina al respecto?

R. Hace falta un estudio más detenido, pero esa puede ser, efectivamente, una razón importante. Todas las encuestas dicen que el 80% de la población apoya el diálogo para buscar la paz.

Seguir negociando

P. ¿Cree usted que por la vía de las conversaciones puede lograrse realmente la paz?

R. Las posiciones están todavía muy alejadas. La guerrilla ha tomado una actitud muy dura y prácticamente está pidiendo apoderarse del Gobierno en el futuro. Creo que se trata de un plan fabricado por sus dirigentes militares. A partir de ahí es muy difícil lograr a corto plazo progresos en el diálogo, pero es necesario continuar.

P. ¿La actual situación salvadoreña es mejor que la que encontró usted a su llegada?

R. Es evidente después de dos elecciones limpias que han permitido establecer un Gobierno que cuenta con el apoyo popular. Creo sinceramente que el pueblo salvadoreño está convencido de que el sistema democrático es el mejor para arreglar su futuro.

P. ¿No cree en la posibilidad de un paso atrás?

R. No se puede decir que algo así sea imposible en un país que cuenta con una democracia nueva, pero un golpe de Estado sería fatal para el futuro del país y de la ayuda que mi Gobierno le está prestando.

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