Huelga de profesores en Chile en protesta por el asesinato de uno de sus dirigentes
La principal organización de profesores de Chile, uno de cuyos dirigentes fue secuestrado y degollado salvajemente por un comando paramilitar, ha convocado para el martes una huelga nacional en demanda de justicia por el caso, que ha conmocionado a la opinión pública.
Manuel Guerrero, de 36 años, presidente metropolitano de la Asociación Gremial de Educadores de Chile (AGECH), fue secuestrado el pasado viernes en el colegio en el que trabajaba en Santiago, en una aparatosa operación en la que también fue capturado José Manuel Parada, un sociólogo de 34 años, padre de un alumno del colegio, quien conversaba en ese momento con Guerrero. El comando, de tres individuos armados, disparó sobre otro profesor que intentó impedir el secuestro y lo hirió gravemente.Guerrero y Parada fueron encontrados al mediodía del sábado degollados y con múltiples cortes en el cuerpo, abandonados en un camino rural cercano a Santiago. Sus familiares culparon a la policía secreta del régimen por el asesinato. Ambos eran miembros del proscrito, Partido Comunista. Parada, hijo de una conocida pareja de actores chilenos, trabajaba además en la Vicaría de la Solidaridad, de la Iglesia católica.
Junto a Guerrero y Parada fue hallado en idénticas circunstancias el cadáver de Santiago Nattino Allende, un dibujante publicitario de 64 años que fae secuestrado el jueves en las cercanías de la sede de la AGECH, donde también fueron capturados por un comando otros cuatro dirigentes de esa organización.
Estos cuatro últimos fueron liberados el sábado, tras ser sometidos a sesiones de interrogatorio político y torturas. "No nos cabe duda que la dictadura tiene mucho que ver en este asesinato. Responsabilizamos a los servicios de seguridad por este crimen y exigiremos su total esclarecimiento", dijo Jorge Pávez, presidente nacional de la AGECH, al convocar el paro del martes. La huelga también incluirá a profesores universitarios y estudianites de todo el país y se están haciendo esfuerzos por incorporar a otros sectores de la oposición.
La Iglesia emitió una fuerte condena del asesinato, y el arzobispo Juan Francisco Fresno pidió una inmediata y efectiva investigación para dar con los responsables y "evitar así una nueva espiral de violencia".
Miles de personas acudieron ayer al mediodía a una misa oficiada por el cardenal Raúl Silva Enríquez en memoria de los tres asesinados, y se espera que hoy los funerales se conviertan en una masiva demostración contra el régimen militar del presidente Augusto Pinochet.
El Gobierno, entre tanto, condenó los hechos, negó toda vinculación con el comando asesino y dispuso que sus servicios de seguridad colaboren en la investigación. Un portavoz oficial dijo que "se intenta desprestigiar o incuilpar al Gobierno, cuando la ciudadanía está muy reconocida de cómo el Gobierno está enfrentando los problemas".
Dirigentes opositores recordaron que el caso es similar al del asesinato del dirigente sindical Tucapel Jiménez, secuestrado y degollado hace tres años por un comando que luego se supo que estaba formado y asesorado por miembros de la policía secreta. "Este no es un comando cualquiera. Es el régimen, que una vez más trata de enmascarar sus crímenes con un supuesto comando", afirmó Victoria Guerrero, hermana del dirigente asesinado.
Dos maestros y un estudiante fueron detenidos ayer por carabineros en la sede central de la AGECH, cuando unos cien profesores esperaban la llegada de los restos de Guerrero.
Durante la violenta semana pasada, ocho personas murieron en atentados, tiroteos o secuestros, dos de ellos sargentos de las fuerzas armadas, alcanzados por una bomba el lunes, y los seis restantes, activistas o dirigentes de la oposición de izquierdas.
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