"La incorporación a la CEE significará una mayor protección para nuestros agricultores"
La primera o segunda semana del próximo mes de mayo podría procederse en la capital española a la firma solemne del tratado de adhesión entre nuestro país y la Comunidad Económica Europea, según declaró ayer el secretario de Estado para las Relaciones con la CEE, Manuel Marín. Ello pondría punto final, a falta de la ratificación que debe producirse en los diferentes Parlamentos nacionales, a un proceso de casi 23 años de negociaciones. A partir de ahora, España se va a ver inmersa en un detallado proceso de adaptación a los modos comunitarios, que ya ha comenzado en algunos campos, como el agrícola, al que se refiere el titular del Departamento en la entrevista que publicamos.El sector agrario español, con una clara voluntad exportadora, no tenía otro remedio que apostar por la adhesión a la Comunidad Económica Europea (CEE) si quería mantener su pujanza. El acuerdo recién alcanzado obliga a forzar la reestructuración de algunos subsectores cuya viabilidad, en cualquier caso, era incuestionable. Para Carlos Romero, ministro de Agricultura, la presencia de España en la Europa verde va a permitir que el conjunto de la CEE elabore políticas agrarias a medio plazo y no se limite a tomar decisiones de día a día.
Pregunta. El sector agrario fue dejado de lado cuando se decidió ir cerrando capítulos de forma independiente, aun a sabiendas de que eso podría provocar problemas mayores en los sectores en los que no se había alcanzado aún un acuerdo. ¿No ha salido perjudicado el sector al final de la negociación respecto a las posiciones iniciales españolas?Respuesta. El sector no ha salido perjudicado en absoluto. Precisamente, no hemos entrado antes en el Mercado Común por las dificultades que planteaba este capítulo, a tenor de los problemas que ofrecía la competitividad española. El sector agrario representa el 80% de la política económica de la CEE. Debido a su peso específico, es un capítulo básico para la Comunidad y, este ha sido precisamente uno de los obstáculos mayores en la negociación.
P. Sin embargo, da la impresión de que el acuerdo en esta materia es similar, o incluso menos favorable, que la última propuesta realizada por la Comisión Europea hace poco más de un mes, y que fue rechazada por España por considerarla inaceptable.
R. No. No es cierto. Llevabamos preparando nuestra propuesta desde hace muchísimos meses; conocíamos perfectamente dónde queríamos ir, y en función de esto hemos articulado nuestras bazas negociadoras.
P. En función del acuerdo alcanzado ¿cuáles son, en su opinión, los elementos más beneficiosos y cuáles los que se podrían calificar como puntos negros?
R. Querría dejar claro ante todo que la incorporación a la CEE significa para nuestra agricultura incrementar su mercado, lo que implica un crecimiento de la demanda de productos agrarios que, por otra parte, tienen una fuerte proyección exterior.
Por otra parte, precios más altos. Uno de los aspectos más importantes en esta negociación es cómo se va a producir la aproximación de precios de nuestra agricultura a los del Mercado Común. Es un aspecto clave en todo el proceso negociador. Hemos llegado a la CEE solamente con dos producciones agrarias que tienen precios por encima de los europeos. El azúcar y la leche. Esto tiene dos ventajas: que se mantiene el nivel de competitividad y que la aproximación de precios para nuestros agricultores se hace en términos positivos.
Otro de los aspectos positivos de la incorporación son las mayores ayudas que recibirá la agricultura. En la CEE, la política agraria significa una mayor protección para los agricultores. Asimismo, contaremos desde el momento de la adhesión con el mecanismo de restituciones a la exportación a países terceros que otorga la CEE para algunos productos.
En relación con estos aspectos positivos, los problemas que han surgido en sectores concretos son bastante menores. Y si no se entiende desde esta perspectiva es difícil entender el resultado del conjunto del sector.
"El sector pesquero se ha cerrado bien"
P. Parece que en los productos cárnicos existen algunas reticencias sobre las condiciones del acuerdo alcanzado.
R. No hay problemas en este aspecto. Mantenemos la ventaja de los diferenciales de precios, y además las importaciones de carne de vacuno no pueden superar las 2.000 toneladas, lo cual no es prácticamente nada.
En el porcino intentamos, ya que tenemos limitada la exportación a la CEE por la peste porcina, instrumentar un mecanismo de salvaguardia del mercado interior. La CEE no ha aceptado este principio, pero hemos conseguido establecer unos sistemas de ayuda para evitar el impacto.
P. Vino y aceite han sido dos de los productos que han consumido más horas de negociación. ¿Es favorable el acuerdo final para los intereses españoles?
R. En aceite no hay demasiados problemas.Y en el tenla del vino está el proceso de autocontrol de las cantidades que se destinan a destilación obligatoria. Los 27,5 millones de hectolitros que se establecen en el acuerdo con España creo que son suficientes.
P. El capítulo de pesca no se cerró hasta el último momento y, a juzgar por las diferentes ofertas comunitarias, parecía que el acuerdo era casi imposible. En algunas zonas del sector incluso se ha criticado, nada más conocerse, su contenido.
R. Efectivamente, el pesquero ha sido uno de los sectores difíciles de la negociación, con el problema adicional de que no nos entendíamos con la CEE. Había miedos irracionales a lo que denominaban "armada invencible española".
Creo que el sector ha quedado bien, y hemos logrado un aumento de las cuotas de capturas en casi todas las especies. Una de las novedades principales es que España va a pescar sin licencias. Se van a autorizar 300 barcos, de los que 150 podrán pescar simultáneamente. Con ello se aumentará la rentabilidad y el aprovechamiento de las horas de faena. España se asegura una cuota mínima del 30% de las capturas comunitarias. Otra de las novedades importantes es la de que el sector pesquero no va a tener período transitorio.
También hay que destacar que se ha encontrado, a pesar de las objeciones planteadas inicialmente en el sector, una solución para la flota de bajura: todos los barcos que ya pescan en aguas comunitarias podrán seguir haciéndolo.
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