Mejores relaciones entre musulmanes y cristianos, según el papa copto
"Las relaciones entre musulmanes y cristianos son ahora mucho mejores que hace cuatro años", aseguró el papa Chenuda III, antes de ensalzar al presidente egipcio Hosni Mubarak, que firmó un decreto autorizándolo a dirigir nuevamente, a partir del 1 de enero, la Iglesia copta de Egipto.Nazir Gayed se convirtió en octubre de 1971 en el papa número 117 de Alejandría y patriarca de San Marcos en Libia, de cinco ciudades de Poniente y de las tierras de Egipto, Abisinia y Nubia, según reza su rimbombante título.
Su santidad, como le llaman sus fieles, predica la conciliación y sólo adopta un lenguaje crítico cuando habla del asesinado presidente Anuar el Sadat, que el 5 de septiembre de 1981 le mandó nada menos que 500 soldados al monasterio de San Bichoi, donde se había retirado, para destituirlo y desterrarlo a un convento a 120 kilómetros al noroeste de El Cairo, castigándolo así por haber "fomentado la sedición confesional".
En el excelente inglés de un ex profesor de literatura anglosajona, asignatura que enseñó a finales de los años cuarenta, Chenuda recuerda que "Sadat dijo que los cristianos eran hijos suyos como los demás egipcios, pero sobre todo en los dos últimos años de su vida no actuó en consecuencia y yo cumplí con mi deber de defender los derechos religiosos, no los civiles, de los coptos".
Al evocar sus tres años y medio de estancia forzosa en aquel monasterio, el papa de Alejandría se consuela retrospectivamente explicando, primero, que supusieron "una especie de vuelta a los orígenes de mi vida religiosa y monacal", y añade después, en tono irónico, que "como disponía de muchísimo tiempo libre escribí 16 libros", hasta que mejoraron la condiciones de su arresto y "reanudé mi vida pastoral recibiendo a sacerdotes y obispos de aquí y del extranjero". "Puedo", concluye, "servir a Dios en todas partes".
El jefe de la principal comunidad cristiana del mundo árabe no escatima elogios a su libertador, a quien, a diferencia de Sadat, lo describe como un presidente "convencido de que uno de los fundamentos de la democracia es la crítica y que toma en consideración la opinión de la oposición aun cuando contradiga la suya".
Nazir Gayed, de 62 años de edad, propone crear un Departamento de la Unidad Nacional que atendería los problemas que afectan a los coptos, a los que no ha cesado de recomendar desde su vuelta a El Cairo que "abran sus corazones a sus hermanos musulmanes".
El papa de Alejandría reconoce, no obstante, que entre los "musulmanes hay moderados y fanáticos", y precisa a renglón seguido que "con los primeros mantenemos buenas relaciones, mientras a los demás procuramos también darles amor".
Pero ¿y si la minoría fanática vence y logra imponer en Egipto la sharia (ley islámica)? ¿Cómo reaccionarán los coptos? Su beatitud, como lo llaman también sus fieles, duda mientras sus ojos maliciosos escrutan al periodista, antes de responder con una frase enigmática: "Todo depende de cómo podremos vivir bajo la nueva ley".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.