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Reportaje:FIESTAS / SIETE DÍAS PASO A PASO

El sacrificio de los peleles manchegos

Las representaciones y las tradiciones populares marcan la Semana Santa de Castilla-La Mancha. Al sentimiento religioso le acompaña un sentido lúdico de las celebraciones que convierte a éstas, muchas veces, en fiesta pagana.En Peñalba de la Sierra, Guadalajara, el Domingo de Ramos se confecciona un ramo con acebo que se adorna hasta obtener la figura de la Virgen. La procesión de las turbas, en Cuenca, conocida como la de los borrachos, consiste en un singular cortejo que desfila por las calles de la capital en la madrugada del Viernes Santo.

En las procesiones de Albacete capital, los nazarenos reparten caramelos a lo largo del recorrido. También son populares en Albacete las albricias, que son obsequios que ofrecen los mozos, y en particular los quintos, a la Virgen y a sus novias.

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En Casas de Bes (Albacete) se celebra una ronda de despertadores el Sábado de Gloria. La tradicional procesión del Encuentro, en Bogarra, exhibe una imagen del Niño Jesús conocida por el Resucitao, que es raptada el Sábado de Gloria por la noche para ser conducida a diferentes aldeas cercanas de camino en camino. El baile denominado tejer el cordón, efectuado por la Cofradía de Danzantes de Toledo, se ejecuta en un templo el Domingo de Resurrección, en Camuñas.

Un elemento propio de carnaval que ha pasado al Domingo de Resurrección, es la confección por un grupo del pueblo de un muñeco de trapo denominado pelele, y su destrucción posterior. En La Gijeta (Albacete) se cuelgan los judas en los balcones de las plazas, de donde son retirados al paso de la procesión, al igual que ocurre en Minaya, Jorquera y Valdeganga, todas localidades de Albacete. En Cifuentes (Guadalajara), los mozos disparan tiros de escopeta a una imagen de Judas que es posteriormente quemada. El manteamiento de peleles es tradicional de Yepes (Toledo), siendo aquí las mujeres casadas y las chicas solteras las encargadas de confeccionarlo y mantearlo.

El juego de las caras y las cruces, de Calzada de Calatrava (Ciudad Real), se celebra entre las procesiones de la mañana y la tarde del Viernes Santo. En el centro de la plaza del pueblo se forman corros de diez o doce personas. Este juego, en el que se ha llegado a apostar más de un millón de pesetas, no se ha interrumpido nunca, ni siquiera durante la dictadura, a pesar de estar prohibido.

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