Un DC-9 de Iberia con 112 pasajeros, a punto de caer por un talud cuando el piloto probaba el estado de la pista

El avión DC-9 matrícula EC-BYJ, Ciudad de Salamanca, de la compañía Iberia, que se dirigía a la isla de La Palma, se salió a las 8.30 de ayer de la pista de despegue del aeropuerto de Los Rodeos (Tenerife), que se encontraba mojada, al fallarle el sistema de frenado. El comandante, Manuel González Bermudo, continuó avanzando hasta lograr detener la nave a unos 15 metros del final de la cabecera 30 (sureste). El avión quedó fuera de la pista con el tren de aterrizaje delantero roto, y al borde de un pronunciado talud. Alfredo Mederos, consejero del cabildo insular de Tenerife y pasajero del avión, declaró que el tren de aterrizaje delantero se empotró en una zanja, gracias a lo cual frenó el aparato. El comandante del avión, Manuel González Bermudo, afirmó, según la agencia Efe, que el incidente se produjo al fallar la frenada del aparato.

Ninguno de los 112 pasajeros, entre los que figuraban dos recién nacidos, y de los cinco tripulantes sufrió daños físicos, pero todos vivieron durante algo más de 15 minutos una situación desesperada antes de poder ser evacuados.Según la nota oficial hecha pública cinco horas después del suceso por la dirección del aeropuerto, 1a aeronave efectuó el rodaje por la pista de despegue a requerimiento del comandante de la misma, pues deseaba comprobar su estado con motivo de las lluvias reinantes". El propio director de Los Rodeos, Francisco Carnero, indicó a EL PAÍS que, a pesar de que había estado lloviendo desde primera hora de la mañana, el aeropuerto no fue cerrado "porque la pista era practicable". Sin embargo, el piloto mencionó a los pasajeros, tras el accidente, que en la misma existían "bolsas de agua". Carnero restó importancia a este detalle.

El comandante del Ciudad de Salamanca que cubrió el vuelo IB 263, según la citada nota, manifiesta que "a unos 300 o 400 metros del final de la pista inició la frenada, y, al no responder el avión, continuó en su avance, deteniéndose a unos 15 metros fuera de la cabecera 30 y rompiendo el tren de aterrizaje delantero". Algunos pasajeros señalaron que durante el recorrido tuvieron la sensación de que el aparato experimentaba cambios de velocidad, lo que les hizo dudar sobre si se disponía a despegar o efectuaba la operación previa de rodaje. "Iba demasiado rápido para rodar y muy lento para levantar vuelo", declaró el automovilista Melchor Dávila, que se dirigía a La Palma para participar en una carrera. Junto a él viajaban varios políticos locales (el alcalde de Santa Cruz de La Palma, Antonio Sanjuán, y el consejero del Cabildo de Tenerife, Alfredo Mederos) y el físico Guillermo Rodríguez. Los pasajeros debieron aguardar varias horas para viajar a La Palma.

Durante dos minutos, el avión DC-9 de Iberia permaneció incomunicado con la torre de control, tras salirse de la pista. "El comandante desconectó el sistema eléctrico por motivos de seguridad. Después reaccionó y solicitó la presencia de las jardineras (autobuses) para evacuar a los pasajeros", dijo el director del aeropuerto. Numerosos viajeros se quejaron ostensiblemente por la falta de auxilio durante más de 15 minutos, en los que no fueron abiertas las puertas del avión. "Nadie pareció preocuparse afuera por saber si alguna persona había resultado afectada", declaró el físico Guillermo Rodríguez. Curiosamente, este pasajero, natural de La Palma, se ha hecho popular por sus predicciones de catástrofes y accidentes aéreos. Se mostró enérgico al criticar la demora de la llegada de los servicios de seguridad del aeropuerto y resaltó el peligro que corrieron todos los ocupantes del avión: "Si hubiéramos continuado unos metros más habríamos caído al fondo del precipicio y seguramente no viviríamos para contarlo", indicó.

El aeropuerto de Los Rodeos estuvo inoperativo durante cuatro horas y media.