Dos años de pérdidas, accidentes y conflictos
Dos accidentes aéreos, con 240 muertos, una huelga de pilotos de más de un mes de duración, varias huelgas más del colectivo de trabajadores que frenaron los planes de capitalización de la empresa previstos por el INI y unas pérdidas de casi 30.000 millones de pesetas en su primer año de gestión y de cerca de 17.000 en el segundo constituyen el balance negativo de Carlos Espinosa de los Monteros al frente de Iberia.La gestión de Carlos Espinosa de los Monteros al frente de la presidencia de Iberia y Aviaco pasará a la historia de la empresa pública como una de las más controvertidas que hayan existido. Con la llegada de los socialistas al poder, Espinosa abandonó la vicepresidencia del Instituto Nacional de Industria -había permanecido en los equipos de José Miguel de la Rica y Carlos Bustelo- para pasar a ocupar la presidencia de Iberia y Aviaco. Este cambio se entendió entonces como un exilio dorado. Era febrero de 1983.
Los problemas de Espinosa de los Monteros, heredados en un principio de la etapa de Felipe Cons al frente de la compañía, comenzaron cuando a los siete meses de gestión en Iberia se vio obligado a reconocer que las pérdidas del ejercicio habían volado hasta los 23.000 millones de pesetas, mientras que las previsiones iniciales -ya revisadas por él mismo- se referían a 9.000 millones. Al final las pérdidas reales fueron de 29.965 millones.
Justo en este momento, empiezan a desencadenarse los primeros rumores sobre la dimisión de Espinosa, de los Monteros. Al tiempo, se empieza a larvar otra de las características que han estado presentes en los dos años de gestión del presidente de Iberia: sus enfrentamientos con el ministro de Transportes, Enrique Barón y con el director general de Aviación Civil, Pedro Tena.
En octubre de 1983, Enrique Barón hizo la primera tentativa seria para lograr uno de sus objetivos políticos, sacar Iberia del INI y llevarla a la esfera del Ministerio de Transportes. El choque en Barajas de un DC-9 de Aviaco con un Boeing 727 de Iberia, con un saldo de 93 muertos y la filtración, por parte del prestigioso periódico Wall Street Journal, de irregularidades graves cometidas por pilotos de la compañía terminaron por enconar todavía más las tensas relaciones entre Espinosa y Pedro Tena, fundamentalmente.
Mientras tanto, las relaciones laborales en la compañía se iban deteriorando. El plan de saneamiento, que incluía fuertes sacrificios salariales y de empleo para los trabajadores, fue rechazado por los sindicatos. Ello hizo que la aportación de capital del INI -estaba previsto un proceso de recapitalización de 90.000 millones de pesetas a tres años- quedara congelada. En junio de 1984, Espinosa se enfrenta al colectivo más poderoso de Iberia, el de los pilotos. La huelga, salpicada de despidos y mutuas acusaciones, finalizó con un laudo. Todos los pilotos despedidos hubieron de ser readmitidos por sentencias de Magistratura.
El colofón, dramático, fue el nuevo accidente aéreo de Sondica donde perdieron la vida 148 personas. Un balance conflictivo, cuyo dato más positivo lo constituyó la reducción en 1984 de las pérdidas de la compañía en un 44%, al dejarlas en 16.967 millones de pesetas.
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