Batalla por el control de la información en Italia
Cada vez que se acercan unas elecciones nacionales como las que están en puertas, el 12 de mayo próximo, donde los italianos tendrán que renovar todos los Gobiernos nacionales, provinciales y locales del 90% del país, se endurece la lucha por el control de los medios de información. Y aunque, según los expertos, por lo menos en este país, no son precisamente los periódicos los que cambian profundamente la decisión del voto de los ciudadanos, la Prensa ha sido siempre muy disputada por los diversos partidos.
En Italia, sólo los periodistas de gran prestigio, cuya firma se cotiza, pueden, de alguna manera, sentirse libres de pertenecer a un determinado partido si quieren obtener un puesto bueno y seguro en un diario. Pero al mismo tiempo la corporación periodística es muy fuerte a la hora de combatir, como sindicato, con los empresarios o con las mismas fuerzas políticas.Un botón de muestra ha sido la victoria obtenida por la redacción del diario La Nazione, de Florencia, apoyada incondicionalmente por la Asociación Nacional de la Prensa (el sindicato único de los periodistas), obligando a dimitir a Roberto Ciuni como nuevo director, nombrado por la propiedad, porque figura en las listas de la P-2, la logia secreta de Licio Gelli.
Ya anteriormente Ciuni había tenido que dimitir como director de Il Matino de Nápoles por la misma razón. Ahora el propietario de una cadena de periódicos, Attilio Monti, petrolero, lo ha nombrado director del diario de Florencia.
La redacción se levantó en armas y desde Roma llegó un zambombazo de la presidencia de la Asociación de la Prensa, considerando tal nombramiento una provocación. Por dos motivos porque la terna presentada por la empresa era toda ella de miembros de la P-2 y porque ya anteriormente había sido este diario La Nazione, bajo la dirección de Gianfranco Piazzasi el que había revelado antes que nadie toda la oscura historia de Licio Gelli y de la P-2, cosa que le había costado entonces abandonar la dirección del diario.
Ahora ha sido nombrado director de La Nazione Tinon Eirotti, ex director de Il Resto del Carlino, de Bolonia, que ha sido bien acogido por la redacción.
En este momento la lucha mayor por el control de la Prensa está entre socialistas y democristianos. Según un informe publicado por el semanal L'Espresso, la Democracia Cristiana influye a través de los diarios nacionales y locales que la apoyan, con un total de 1.887.000 ejemplares, mientras el Partido Socialista lo hace con 1.258.000.
Reconquistar terreno
La Democracia Cristiana no se siente satisfecha, ya que controla en este momento el 58% de los votos electorales, mientras que el Partido Socialista sólo tiene el 10%, y por eso el nuevo secretario general democristiano, Ciriaco de Mita, está apretando el acelerador para reconquistar el terreno perdido. Sobre todo en vísperas de unas elecciones administrativas que se presentan también con un gran peso político ante el temor de que el Partido Comunista pueda, como lo hizo en las últimas elecciones europeas, colocarse como el primer partido de mayoría relativa del país.En este momento la situación de los diarios de algún modo controlados por la Democracia Cristiana es la siguiente: Il Tempo, de Roma; Il Mattino, de Nápoles; L'Adige, de Trento; Il Resto del Carlino, de Bolonia; Il Messaggero Veneto, de Urdine; Il Gazzettino, de Venecia; La Gazzetta del Mezzogiorno, de Bar¡; La Sicilia, de Catania; L'Unione Sarda, de Cayari, Arena, de Verona, y Corriere Adriatico, de Ancona. A éstos hay que añadir L'Avvenire, el diario de los obispos, y La Notte, de Milán.
Por su parte, los socialistas controlan Coniere della Sera, de Milán; Il Messagero, de Roma; Il Lavoro, de Génova, e Il Quotidiano, de Brindis y Taranto.
Por lo que se refiere a los otros dos grandes diarios nacionales, Reppublica se mueve más bien en la línea de simpatía hacia un partido comunista renovado, y La Stampa de Turín es más bien laico-republicano.
Evidentemente, esta distribución no se refiere siempre al hecho de que la propiedad sea del partido que apoya especialmente el diario ni a que exista un control oficial de un determinado partido sobre una publicación. Se refiere al hecho de la política que de un modo especial apoya en cada momento un periódico.
Esta tendencia puede depender del color político de la propiedad, del influjo de un partido sobre ciertos empresarios o bien de la personalidad de un director que marca con fuerza la línea política, como acaece, por ejemplo, en el caso de Eugenio Scalfari, de Reppublica, o con Vittorio Emiliani, de Il Messagero, de Roma. Por lo demás, en todos los periódicos trabajan periodistas que pertenecen a partidos políticos muy distintos, aunque a veces la convivencia a nivel político no resulte siempre fácil ni pacífica.
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