ETAm se atribuye el asesinato del jefe de la policía vasca
ETA Militar se atribuyó ayer la responsabilidad del asesinato del jefe de la Ertzantza (policía autónoma vasca), Carlos Díaz Arcocha, muerto el jueves por la mañana al estallar una bomba colocada en su coche. En llamada telefónica a diversos medios de comunicación vascos, la organización terrorista precisó que el atentado "va dirigido contra el Ejército de ocupación español y cualquier otra interpretación es errónea". En el funeral celebrado en Vitoria en memoria de Díaz Arcocha estuvieron presentes el Gobierno vasco en pleno, el ministro del Interior, José Barrionuevo, el ex lendakari Carlos Garaikoetxea y otras personalidades. El acto se desarrolló sin incidentes.
En el comunicado telefónico para asumir la autoría del asesinato del jefe de la Ertzantza, ETA Militar pone como condiciones para "un alto el fuego" la "aceptación y puesta en práctica" de la alternativa KAS. Asimismo, la organización terrorista acusa de "posturas amenazadoras y belicosas" al ministro del Interior y al general de la Guardia Civil, Andrés Casinello.El céntrico templo de San Miguel, donde se celebró el funeral en memoria de Díaz Arcocha, se encontraba abarrotado desde bastante antes del inicio del acto previsto para la una de la tarde. Los restos del teniente coronel Díaz Arcocha, sobre cuyo féretro sólo figuraba su boina de oficial de la Ertzantza, estaban flanqueados por miembros de la policía autónoma y del Cuerpo de Miñones, dependientes de la Diputación foral alavesa.
Junto a los familiares del fallecido, su viuda, María Dolores Bada Requena, y sus cinco hijos -uno de ellos miembro de la Ertzantza-, ocupaban lugares destacados el presidente del Gobierno vasco, José Antonio Ardanza; el ministro del Interior, José Barrionuevo; el consejero vasco de Interior, Luis María Retolaza; el presidente del Parlamento autónomo, Juan José Pujana, y el delegado del Gobierno en la comunidad autónoma, Ramón Jáuregui, así como diversas autoridades militares y mandos de la Policía Nacional, Guardia Civil y Ertzantza.
La misa de cuerpo presente fue concelebrada por 23 sacerdotes. El coadjutor de la parroquia de San Miguel, Félix Uriarte, recordó en su homilía la personalidad del oficial "asesinado por el odio cuando se dirigía a cumplir con su diario deber, que le había sido encomendado por el pueblo", y se refirió a sus asesinos como personas que pretenden "usurpar, creyéndose dioses, el derecho a dar y quitar la vida a sus semejantes". Finalmente exhortó a los presentes a laborar por la paz y expresó su deseo de que "esta sea la última muerte violenta a que asistamos, y que la sangre vertida no reclame venganza, sino reconciliación".
Aplausos al féretro
Finalizado el funeral, la banda de txistularis de la diputación alavesa interpretó, a las puertas del templo, el Agur jaunak -melodía tradicional vasca de homenaje, pero también de despedida-, mientras una compañía de la policía autónoma, formada en la escalinata del recinto religioso, rendía honores. Varios cientos de personas que se agolpaban en las inmediaciones prorrumpieron en aplausos cuando el féretro, a hombros de agentes de la policía autónoma y de la policía de la Diputación de Álava, era introducido en el furgón fúnebre. Los restos mortales de Díaz Arcocha se trasladaron a Cestona (Guipúzcoa), en cuyo cementerio fueron ínhumados por la tarde.
Confundidos entre el público asistente se encontraban, entre otros, los consejeros del Gobierno vasco, los ex lendakaris Garaikoetxea y Leizaola, el director general de la Seguridad del Estado, Julián Sancristábal, los alcaldes de Bilbao, Vitoria y San Sebastián, así como el Consejo Nacional del PNV en pleno y representaciones del PSOE de Euskadi, Coalición Popular y Euskadiko Ezkerra.
También se encontraban en el templo sendas representaciones oficiales de la policía foral de Navarra y del cuerpo de los Mossos d'Esquadra, institución policial dependiente de la Generalitat de Cataluña. El ministro Barrionuevo manifestó que el asesinato de Díaz Arcocha constituye una confirmación adicional de que, "para las bandas criminales, cualquier persona que esté en favor de la convivencia democrática figura entre sus posibles víctimas, ya sea un peluquero, un obrero en paro o un niño que jugaba en la calle oun miembro de la Ertzantza"
"Este triste acto al que acabamos de asistir", añadió el ministro del Interior, "pone una vez más de relieve la necesidad de que termine para siempre esta furia cainita, fruto de la intolerancia y el fanatismo de la España negra del pasado presente todavía en esta tierra".
Por lo demás, en opinión del ministro Barrionuevo, el crimen cometido "no perturbará, sino que acentuará, la intención de mantener el clima de buena relación y cordialidad existente actualmente entre el Gobierno central y el autónomo vasco, así como el entendimiento entre socialistas y nacionalistas vascos, que ya se demostró fructífero en otras circunstancia históricas".
Respecto a la posibilidad de que con el atentado de la víspera los terroristas pretendieran amedrentar al Gobierno autónomo para que rompiera el pacto con los sociali.stas, Barrionuevo comentó: "Es evidente que los autores no son favorables a ese entendimiento, pero el tiempo demostrará que en realidad lo que buscan no es únicamente combatir ese pacto político, sino el avance de la democracia y el autogobierno en el País Vasco".
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