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Tribuna
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Masonería española hoy

La Orden del Gran Arquitecto del Universo vuelve a estar en el candelero nacional. Dos acontecimientos la hacen hoy objeto de publicidad: el preocupante documento vaticano que niega la confesionalidad católica a los masones y la celebración de las jornadas CLIPSAS, organizadas en la presente ocasión por la Gran Logia Simbólica Española, bajo la inteligente batuta del correcto señor Leveder, que reunirán en Madrid a 20 obediencias o ramas masónicas europeas, tres estadounidenses, una puertorriqueña y otra última de Zaire.En esta ocasión, como en otras en que la institución masónica aparece en las páginas de los diarios, el español medio, entre sorprendido y desconcertado, se pregunta por cuántos, cómo y quiénes son los masones en nuestro país, qué fines persiguen y por qué se ocultan. La confusión, hija de la desinformación, o, a decir verdad, en nuestro caso, también de la machacona y sesgada propaganda que durante 45 largos años ha martilleado oídos e invadido cerebros, renace de inmediato cuando, sea por lo que fuere, el tema masónico salta a la palestra.

Uno de los problemas históricos de la masonería española ha consistido en las continuas divisiones internas, que en algunos momentos la fragmentaron hasta lo indecible. Estas divisiones trajeron como consecuencia una multiplicidad de ramas u obediencias masónicas, a veces irreconciliables entre sí, tras cuyo estudio hemos llegado los especialistas en la materia al consenso de hablar de masonerías españolas en plural, en lugar de hablar de masonería española en singular. Este problema histórico vuelve a repetirse en nuestros días.

Cuatro obediencias

Así, en los actuales momentos nos encontramos con cuatro obediencias masónicas: la Gran Logia Simbólica Española, con sede en Barcelona, y cuyo gran maestre o máxima autoridad es Rafael Vilaplana; la Gran Logia de España, con sede en Madrid, aunque su gran maestre, Luis Salat, reside en Barcelona; el Gran Oriente Español, a cuya cabeza se encuentra Antonio de Villar Masó y cuya sede está también en Madrid, y, por último, una masonería mixta, que admite mujeres en su seno con los mismos derechos y obligaciones que los varones, denominada Derecho Humano.

Nuestras últimas informaciones advierten el comienzo de una quinta obediencia, en este caso femenina, que acaba de instalar una logia en Barcelona. Se trata de la Gran Logia Femenina Francesa, que, de la mano de Paulinne Salmona, intenta crear el número de logias suficientes, tres al menos, para que, se pueda constituir una obediencia autónoma, que es de esperar se denominará Gran Logia Femenina Española.

En algunos medios de información se ha dado a conocer Francisco Molins, que dice ser diputado gran maestre de un Gran Oriente Independiente y Liberal, pero al parecer se trata de una obediencia fantasma, compuesta tan sólo por el señor Molins o poco menos. En conjunto, la España actual cuenta con cuatro masonerías; por tanto, aunque tienen constitucionalmente en común los aspectos recogidos en la Carta Magna de la masonería universal, las Constituciones de Anderson de 1723, y, por tanto, la creencia en un ser superior, denominado Gran Arquitecto del Universo, la prohibición de hablar de política y de religión en las logias, la tolerancia y respeto a las opiniones de los demás, la obligación de tender al perfeccionamiento intelectual y moral, un arraigado sentido filantrópico y un carácter iniciático que les es consustancial (de ahí sus ritos y sus símbolos), etcétera, sin embargo disienten en cuanto a legitimidad masónica o reconocimiento masónico internacional, organización interna, interpretaciones rituálicas y algún otro aspecto de suma importancia ad intra.

En el plano legal español gozan, al menos las tres primeras (las más numerosas e importantes), de personalidad jurídica, al estar inscritas en el Registro General de Asociaciones, saliendo de esta manera de una posible clandestinidad, a la que tantas veces se ha, visto obligada la masonería española a lo largo de la historia. De esta manera, la masonería española actual, que no ha sido una sociedad secreta (su secreto se reduce al secreto iniciático, que, por el carácter de experiencia personal que supone cualquier iniciación, es intransmisible, aunque las ceremonias y rituales sean universalmente conocidos; de ahí la palabra secreto como sinónimo de incomunicable), sino clandestina, ha podido manifestarse públicamente, al igual que lo hicieran pocos años antes el PCE o el PSOE, por traer dos ejemplos significativos.

Ello no supone que los recelos y sospechas no surjan cuando se habla de los masones, o que incluso algún masón, con alguna falsa idea de lo que es la institución, pretenda lograr de ella lo que no le puede dar, pero es tiempo de vencer reticencias y pasar de la paz jurídica a la paz sociocultural.

Mapa masónico

Un último punto que considero de interés dar a conocer es el referido al mapa geográfico masónico español en la actualidad.

Las logias de la masonería española actual se reparten así: la Gran Logia Simbólica Española abarca ocho logias (Gerona, Valencia, Castellón, Benicasim, Murcia, Tenerife, Madrid y dos en Barcelona); la Gran Logia de España abarca 20 logias (Gerona, Valencia, Las Palmas, Palma de Mallorca, Málaga, Bilbao, Tarrasa, dos en Zaragoza, cinco en Barcelona y seis en Madrid); el Gran Oriente Español abarca nueve logias (Barcelona, Valencia, Santa Cruz de la Palma, Elche, Alicante, Málaga y tres en Madrid) y dos triángulos (Santa Cruz de Tenerife y Palma de Mallorca), y, finalmente, el Derecho Humano abarca cinco logias (Barcelona, Gerona, Valencia, Alicante y Madrid). Entre todas ellas se reparten un número de masones no superior a 650, cifra que tengo computada tras diversas consultas y sencillas deducciones, y en la que me mantengo hasta que se ofrezcan datos más objetivos que los que proceden de ambiguas declaraciones tendenciosas, más inclinadas a desfigurar la realidad con cifras desproporcionadas que a relatar la verdad, único camino, el de esta última, de evitar nuevos mitos y trabajar con seriedad.

Pedro Álvarez Lázaro es profesor de Historia de la Educación de la universidad Pontificia Comillas y vicepresidente del Centro de Estudios Históricos sobre la Masonería Española.

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