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Corea, apertura en el Sur y diálogo con el Norte

Las elecciones celebradas el pasado 12 de febrero en Corea del Sur para renovar la Asamblea Nacional representaron una señal de alarma para el régimen dictatorial del presidente Chun Doo Hwan, mientras el líder de la oposición, Kim Dae Jung, permanecía bajo arresto domiciliario. Seúl vive actualmente un esbozo de apertura democrática, mientras Pyongyang ha decidido renovar las conversaciones entre las dos Coreas cuando acaben las actuales maniobras militares de Estados Unidos en la zona.

La consulta popular para la renovación de los 276 escaños de la Asamblea Nacional de la República de Corea demostró la vitalidad de la oposición surcoreana a la Administración autoritaria del presidente Chun Doo Hwan, al lograr 67 escaños el partido de la Nueva Democracia Coreana (NDC), cuyo líder invisible, el miembro de la oposición Kim Dae Jung, triunfó moralmente desde su arresto domiciliario en Seúl.El balance de las elecciones, en las que ganó la oposición en las zonas urbanas de Seúl y Punsan -a pesar de su precipitada organización, en menos de un mes-, coloca al Gobierno de Chun ante la encrucijada de la apertura o la radicalización. Pero, a corto plazo, lo blanquea ante el importante viaje que tiene que realizar a EE UU, probablemente en abril, donde le recibirá el presidente Ronald Reagan. La Administración norteamericana, principal interesada en la estabilidad de la República de Corea, patrocinó el retorno de Kim Dae Jung, mientras realiza sus tradicionales maniobras militares en Corea y observa sin grandes esperanzas el inicio de contactos entre Seúl y Pyongyang, entre dos regímenes opuestos en una península dividida desde la guerra de 1953.

No queremos la violencia, pero sí restaurar la democracia", dijo a EL PAIS Kim Dae Jung, aislado en su residencia de Seúl por la policía, a la espera de una eventual amnistía del presidente Chun -para la que debería pedir públicamente perdón por su oposición al régimen y posterior condena en 1980- Desde las filas de su propio partido político, el Partido de la Justicia Democrática (PJD), que mantiene una mayoría de 148 escaños en la Asamblea Nacional, el presidente Chun debe hacer frente a demandas de libertad para Kim. Por el momento, Chun muestra su firmeza, y sus reformas no van más allá de la renovación de 13 de los 22 miembros de su Gobierno, con el nombramiento como primer ministro de Loh Shin Yong, de 55 años de edad y ex jefe de los servicios secretos surcoreanos.

Con una economía en pleno crecimiento -con un aumento medio del 8% anual del producto nacional bruto- y una renta, per cápita que superará los 2.000 dólares anuales (unas 370.000 pesetas) en 1985, el presidente Chun recuerda que dejará el cargo de presidente en 1988, fecha de la próxima elección presidencia¡ y cita también de los Juegos Olímpicos en, Seúl.

La oposición duda de las intenciones de un militar que llegó al poder tras un golpe de Estado y la aplicación de la ley marcial, como salida al asesinato del presidente Park Chung Hee, en octubre de 1979. "Si Chun no abre el proceso hacia la democracia, de acuerdo con los deseos de las urnas, la calle hablará", comentó en Seúl un periodista surcoreano. La presión desde la calle puede llegar en las próximas semanas, una vez finalizada la época de vacaciones estudiantiles.

Corea del Norte, el enemigo

Desde la Casa Azul, sede del presidente de la República de Corea, bautizada como el país de la mañana tranquila, Chun recuerda que la mejor prueba de que hay democracia quedó patente con la elección del pasado 12 de febrero. Y que un exceso de liberalización debilitaría a Corea del Sur frente a sus enemigos históricos del Norte.Los vecinos del Norte siguen siendo el problema número uno de la República de Corea, país donde el 15 de cada mes los habitantes viven simulacros de ataques norcoreanos, paralizan toda la actividad y se esconden en los refugios subterráneos, mientras el Ejército lleva a cabo operaciones de defensa. Lo que no. excluye que haya cierto deshielo desde la reanudación de las conversaciones intercoreanas, el pasado 15 de noviembre, en Panmunjon, en la línea desmilitarizada que divide a las dos Coreas, y que borró parcialmente el recuerdo del atentado patrocinado por Corea del Norte contra los dirigentes de Corea del. Sur, cuando una bomba mató a 17 miembros de la comitiva presidencial de Chun durante la visita a Rangún (Birmania), el 9 de octubre de 1983.

El contacto intercorcano fue momentáneamente interrumpido debido a la realización de las tradicionales maniobras conjuntas entre 160.000 soldados surcoreanos y 38.000 estadounidenses, en un ejercicio denominado Team Sprit 85. Pero los dirigentes de Pyongyang han expresado ya el deseo de reanudarlo, en su contexto de relaciones económicas, comerciales y deportivas, una vez concluidos los ejercicios militares, a finales del próximo mes de abril. Un diálogo interpretado en Seúl un tanto como una cortina de humo, gracias a la cual los dirigentes de Pyongyang lograrían conseguir créditos en Occidente para la República Democrática de Corea, que dirige Kim Il Sung. Para Seúl, una mejora en la economía del Norte sólo serviría para reforzar el poderío militar y cumplir la vieja aspiración de una marcha hacia el Sur, que podría ocurrir en los próximos "cinco años", según el presidente Chun, un líder al que la oposición pide democracia, y él responde: con el peligro del Norte.

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