Israel endurece la represión contra los shiíes en el Líbano ocupado
El Ejército israelí, desde que hace algo más de una semana se retiró de Sidón, ha desencadenado una represión sin precedentes en los 2.000 kilómetros cuadrados de Líbano meridional que aún ocupa, en un intento de acabar con los ataques de la resistencia shií.
Desde la madrugada, y a veces durante 48 horas sin interrupción, unidades blindadas israelíes cercan los pueblos shiíes, reagrupan a los hombres en la plaza o en algún edificio público y los interrogan, mientras los soldados registran minuciosamente las casas, y aquellas en las que son descubiertas armas o explosivos son sistemáticamente destruidas.En la peor jornada represiva, la del sábado, nueve hombres calificados de terroristas por el portavoz castrense de Tel Aviv resultaron muertos, y desde que hace seis días fue desencadenada la operación de rastreo, 16 libaneses han fallecido -fuentes locales aseguran que las víctimas mortales son más de 20-, mientras varias decenas han sido heridos, otros tantos detenidos y muchos más expulsados hacia Beirut.
Nada más producirse la evacuación de Sidón, Isaac Rabin, ministro israelí de Defensa, vaticinó que Israel "encontrará nuevos métodos para combatir el terrorismo shií y derrotarlo", mientras el titular de Asuntos Exteriores, Isaac Shamir, anunció que su Gobierno "no dudaría en recurrir a los métodos más radicales para proteger la vida de sus soldados".
Pero lejos de haber apaciguado el ardor combativo de la resistencia libanesa, las amenazas proferidas por los ministros israelíes y su puesta en práctica han incrementado la frecuencia y la violencia d, sus atentados contra el enemigo.
Nueve ataques diarios
Las fuerzas armadas de Israel (Tsahal) padecen un promedio de nueve ataques diarios, en vez de tres, como anteriormente ocurría. En el último mes han perdido 12 militares, incluido un coronel amén de las víctimas mortales en las filas del Ejército del Sur de Líbano (ESL), milicia local creada y financiada por Tel Aviv.Los atentados, llevados a cabo desde principios de mes con morteros, que sustituyen paulatinamente a los lanzagranadas, se desarrollan incluso simultáneamente contra varias posiciones israelíes, y algunas, como la de Deir Kanun, han sido atacadas 12 veces en los 10 últimos días,
"Israel debe entender", comenta Akef Haidar, responsable de la milicia shií Amal, que protagoniza la lucha antiisraelí, "que la resistencia en el Sur se nutre de la violencia y de los crímenes del ocupante, que no sólo no la debilitan, sino que la fortalecen".
El ímpetu patriótico religioso de los resistentes se ha visto estimulado por el repliegue de Sidón, interpretado como la "primera gran derrota del sionismo", y por la movilización solidaria con su causa encabezada en la retaguardia por la milicia Amal, que dirige Nabili Berri, ministro del sur de Líbano.
El abandono de Sidón, capital del Líbano meridional, no ha supuesto un respiro para los israelíes, hostigados por un enemigo que puede ahora infiltrarse más fácilmente y recibir armas a través de una línea de demarcación mucho más larga que la anterior, al pasar de 23 a 74 kilómetros.
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