La irresistible ascensión de 'su majestad' el dólar
J. C. En Davos se han enfrentado de forma dramática las dos teorías, la europea y la norteamericana, existentes sobre las razones de la escalada del dólar en los mercados de cambios de todo el mundo. Los economistas del Viejo Continente, apegados a las fórmulas académicas, vienen a decir que es el enorme déficit presupuestario norteamericano el culpable, al atraer a los capitales extranjeros, que corren a sacar tajada de los altos tipos de interés bancarios.
A lo cual los jóvenes leones de la Administración Reagan dicen que eso son tonterías pasadas de moda. Tim McNamar, a la sazón subsecretario del Tesoro, presentó en Davos su brillante teoría del portfolio shift como motor de las alteraciones en los tipos de cambio. Viene a decir el terrible Tim que son los movimientos de capitales los que hoy determinan los tipos de cambio de una divisa y no los flujos comerciales, como sostienen los escolásticos de la economía del Viejo Continente, para quienes todo país que sufre un déficit comercial importante verá su divisa devaluada.
La integración acelerada de los mercados de capitales de todo el mundo es la responsable del fenómeno. El comercio internacional totaliza hoy unos dos trillones de dólares al año, mientras que los movimientos de capitales se estiman comprendidos entre los 20 y 30 trillones, es decir, de 10 a 20 veces más. "Como consecuencia de las telecomunicaciones, hoy se transmiten miles de millones de dólares de un lado a otro del planeta en menos tiempo del que se tarda en cobrar un cheque en la ventanilla de un banco".
Según ello, la teoría de McNamar viene a decir que son los inversores institucionales quienes alteran los tipos de cambio haciendo variar las preferencias de su cartera -portfolio shift- hacia inversiones en países donde esperan encontrar una mayor remuneración a las mismas. Los movimientos de los tipos de cambio estarían, pues, en función de las preferencias inversoras a nivel de país. En suma, esta teoría viene a santificar la huida de capitales de todo el mundo, y especialmente de Europa, en dirección a Estados Unidos. "Porque los inversores de todo el mundo piensan que la economía de Estados Unidos es la más atractiva del mundo". Ahí está la clave. Ergo, la solución para las economías europeas consiste en crecer al mismo ritmo que la de EE UU, asegurando así una remuneración semejante a los inversores. Pero ¿cómo lograrlo sin capitales? Esa es la cuestión.
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