Violencias innecesarias
El primer día de carnaval, viernes 15, dos jóvenes (chico y chica), disfrazados, se subieron a la estatua de la Cibeles y desde allí divirtieron al personal bailando la chica y tocando a la diosa con su capa roja. Los transeúntes se reían, los coches reducían la marcha para disfrutar con el espectáculo, un fotógrafo les hizo fotos... y hasta al diario Ya le pareció una divertida e inocente manifestación de alegría propia de estas fechas de carnaval, pues publicó una foto en su número del día 16 con un simpático comentario al pie que decía que "si todo el año es carnaval, ayer con más motivo".Pues, en cambio, a los policías de Barrionuevo les debió parecer que aquello constituía una atroz y criminal fechoría, pues se presentaron allí con dos coches en cuanto se enteraron, les hicieron bajar con amenazas de "os vais a enterar", les metieron a empujones (esposado el chico), cada uno dentro del maletero de un coche (donde los ciudadanos normales ponemos a los perros), y les llevaron a la comisaría de la calle de las Huertas. Allí les sacaron de los coches en el aparcamiento y les metieron en un ascensor para subir a un despacho. Dentro del ascensor, les pegaron por detrás con las porras, en la espalda, los hombros, las nalgas; ellos llevaban la ropa mojada, y así duele más. Ella lloraba y él pedía que dejasen de pegarla... Les tuvieron allí un par de horas y luego, sin ninguna explicación ni (por supuesto) ningún tipo de disculpa, les dejaron ir...
Sobra todo comentario del tipo de cómo es posible que la policía de un Gobierno que se llama socialista pueda seguir funcionando con semejante brutalidad, etcétera?". Ellos sabrán, y además no nos van a contestar. Lo único que quisiera recordar es que el alcalde de Madrid había dicho aquel día: "Amad la ciudad..., gozad de las fiestas de carnaval tanto cuanto este Madrid pródigo en alegrías ofrece... Los carnavales que hemos restablecido en Madrid son los carnavales de la amistad, la franqueza, la concordia y la mucha risa...". Que se lo pregunten a Kiko y a Teresa.- Danielle Lacascade.
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