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El cese de Pedro Higuera saca a la luz la contradictoria gestión de Telefónica

El cese del director general de Tecnología, Planificación e Industria de la Compañía Telefónica (CTNE), Pedro Higuera, que ha sido justificado ante la opinión pública por parte de la empresa como Mimisión por motivos personales", ha sacado a la luz la profunda crisis en que se encuentra inmersa la dirección de la compañía desde hace meses, que puede deparar en breve novedades.

El desacuerdo entre Solana e Higuera, oculto bajo el eufemismo de "dimisión por motivos personales", ni es nuevo en Telefónica ni es el único. El detonante del cese ha sido la segregación de las labores planificadoras de la dirección general que desempeñaba Higuera; pero tras este hecho no se oculta una mera pugna de competencias, sino un conflicto mucho más profundo y trascendente. Con un plan cuatrienal de inversiones que supera los 900.000 millones de pesetas, con el mayor holding industrial de electrónica y telecomunicaciones que existe en nuestro país dependiente de la CTNE, y con varios acuerdos pendientes de materialización con multinacionales para fabricación de tecnologías punta en España (ATT, Fujitsu, Telettra, etcétera), la segregación de las funciones de planificación de la dirección industrial de la compañía es - algo más trascendente que la permanencia o remoción de un nombre al frente de la misma.Este hecho puede significar la renuncia a la política llevada hasta ahora, que consistía en utilizar la enorme capacidad de compra e inversiones de la CTNE para negociar desde una posición fuerte el acceso de España a las tecnologías punta. En palabras sencillas: compromisos de compra por parte de la CTNE a cambio de compromisos de fabricación en nuestro país y de exportación por parte de las multinacionales.

Hay una gran preocupación y desorientación entre las distintas empresas suministradoras de la CTNE. También existe inquietud por este relevo del artífice de los acuerdos con ATT, Fuffitsu o Corning Glass, cuando todavía no han sido cerrados los mismos o no se han constituido las empresas previstas.

Contradicciones en diversos frentes

Los problemas y las discrepancias en la dirección de la CTNE, y entre ésta y varios ministerios se arrastran desde hace meses y saltan puntualmente a los periódicos.El Ministerio de Trabajo, por ejemplo, no oculta su preocupación por la grave situación detectada en la caja de pensiones de Telefónica. Los compromisos de la CTNE con sus trabajadores suponen, actualizados, 88.000 millones de pesetas, pero las reservas no llegan siquiera a los 28.000 millones.

Luis Solana, pese a que esta situación se conocía internamente desde 1979, y pese a la desmesurada cuantía de los seguros suscritos a cargo de la CTNE por importantes directivos de la misma, ha mantenido en su cargo al consejero delegado nombrado por sus antecesores, Diego Martínez Boudes.

Los agravios de Economía y Hacienda han sido múltiples. La CTNE ha propugnado ampliaciones de capital que comprometían los objetivos de política presupuestaría, ya que el Estado tenía que acudir a las mismas para conservar su cuota de participación en la CTNE. Estos conflictos se han resuelto con substanciales recortes a las pretensiones de la CTNE. El enfado se extiende también a la política salarial de Telefónica que, a su juicio, no ha respetado los objetivos gubernamentales de moderación salarial.

La vicepresidencía del Gobierno llamó seriamente la atención a Luis Solana, tan sólo hace unas semanas, al enterarse por los periódicos (véase EL PAÍS del 31 de enero) de su intención de incrementar hasta el 49% la, participación extranjera en el capital de la CTNE. Anterior mente el presidente de la compañía había manifestado su intención de privatizar distintas filiales, en contradicción clara con sus afirmaciones de finales de 1982 a favor (le que el Estado tomara la mayoría del capital de la CTNE. La delegación del Gobierno en la compañía se ha opuesto en varias ocasiones a los fuertes aumentos de tarifas.

Las pugnas con Industria y Energía también han sido frecuentes, ya que de este departamento depende la Dirección General ole Electrónica e Informática y varias empresas del sector, encuadradas en el INI.

Los acuerdos con ITT para la reestructuración de Standard Eléctrica, suscritos en enero del pasado año, supusieron 16.000 millones del Estado para su sa neamiento (la mitad de las com pras de la CTNE, se destinaron a esta multinacional); y ahora hace un mes, al cumplirse el año del acuerdo, Telefónica revisó al alza sus precios, a petición de ITT y siguiendo instrucciones de Solana, para garantizar unos re sultados positivos para Standard (la corrección ha supuesto 7.000 u 8.000 millones adiciona les para la multinacional).

A todo ello hay que añadir las dudas que plantea la rentabilidad de la constitución de CTNE Internacional en Luxemburgo; y el proflundo malestar en Asuntos Exteriores y el PSOE por los pronunciamientos públicos de Solana, anticipándose al Gobierne), sobre la conveniencia de integración española en la COCOM -(organismo para control de exportaciones de doble uso).

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