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La Administración no retira del mercado los rotuladores Outliner, aunque los considera nocivos

Las autoridades sanitarias y de consumo no inmovilizarán los rotuladores japoneses marca Outliner ni impondrán sanciones a la empresa que los comercializa en España a pesar de que contienen algunos disolventes nocivos, reconocidos oficialmente, y a pesar de que su uso está muy extendido entre los escolares españoles. La Administración califica este producto de nocivo como otros muchos que existen en el mercado, pero no tóxico, de acuerdo con la clasificación de la CEE.

Los rotuladores Outliner fueron denunciados el pasado miércoles, día 20, como nocivos y tóxicos por el Ayuntamiento de Madrid. Según un análislis realizado por los servicios de consumo y abastos de esta corporación, estos rotuladores contienen xileno, tolueno y etil-benceno, sustancias irritantes que pueden provocar lesiones en el sisterna nervioso central en el hígado y en los riñones. El Ayuntamiento de Madrid informó del caso a la Comunidad de Madrid y al Ministerio de Sanidad (véase EL PAIS de ayer).La dirección General de Inspección del Consumo del Ministerio de Sanidad explicó ayer que aunque los rotuladores Outliner poseen algunas sustancias nocivas, técnicamente no es correcto confundir producto nocivo con producto tóxico, de acuerdo con la clasificación que hace la Comunidad Económica Europea. El producto tóxico se diferencia porque puede ser muy peligroso e incluso mortal ingerido en pequeñas cantidades, mientras que se requieren cantidades mucho mayores para que un producto nocivo llegue a tener estas mismas consecuencias.

El Ministerio de Sanidad considera, por otra parte, que debido al olor desagradable de este producto, tampoco es previsible un uso anormal del mismo, como sucede con algunas clases de pegamentos que son utilizados como drogas por los niños. La única prevención que se exige es no dejarlos al alcance de los niños pequeños.

Advertencia en inglés

El director general de Comercio y Consumo de la Comunidad Autónoma de Madrid, Juan José Llisterri, ha manifestado por su parte que "parece aventurado definir estos productos cómo venenosos". "Es cierto", ha dicho, "que contienen algunos disolventes nocivos, pero todos los rotuladores los tienen, salvo aquellos destinados a usos escolares".Sobre el etiquetado, Llisterri ha dicho que "es verdad que la advertencia de su toxicidad aparece en inglés y, lógicamente, debería aparecer en español. Sin embargo, no existe todavía ninguna norma que exija un etiquetado determinado". Según el director de Comercio y Consumo, se está preparando un proyecto de decreto sobre las normas del etiquetado para estos productos que definirá más concretamente el tipo de advertencia que debe figurar en el etiquetado de los rotuladores escolares.

Esta dirección ha anunciado, sin embargo, su intención de realizar una mayor prospección en este campo.

Por su parte, el Ayuntamiento de Barcelona considera que no hay motivo de preocupación por la denuncia de la comercialización de estos rotuladores, informa Joan M. Perdigío.

Joan Clos, concejal de Sanidad del Ayuntamiento de Barcelona, manifestó ayer que "no existe razón para alarmarse". Sin embargo, el área de Sanidad municipal ha encargado un análisis en sus laboratorios de los componentes químicos del rotulador para precisar su contenido. Ha adelantado, no obstante, que si las sustancias son las que se conocen no existe un peligro especial para el consumidor "siempre que el producto se utilice como es debido". Clos precisó que este tipo de rotuladores "está admitido en todos los países y sólo pueden tener efectos tóxicos si, en lugar de ser usados para escribir, se chupan".

Sobre este último supuesto, Julio Rubini, director comercial de la empresa Flamagás, que comercializa este producto japonés en España, precisó que la cantidad de tinta que contiene cada rotulador ronda los 4,5 centímetros cúbicos. "Es una cantidad", señaló, "que puede tener efectos nocivos muy limitados, si llegara a ingerirse en su totalidad".

El portavoz de la empresa se mostró sorprendido por la denuncia suscitada por el Ayuntamiento de Madrid en relación con el producto, dado que su comercialización es general en todos los países de Europa, Japón y los Estados Unidos. "Si el aviso de que el producto puede ser nocivo está escrito en inglés y no en castellano", señaló Rubini, "es porque la legislación española no lo exige".

"El único país que tiene una reglamentación muy estricta en este sentido es Estados Unidos y por ello los rotuladores salen de la fábrica japonesa cumpliendo esta normativa", prosiguió Rubini. El representante de Flamagás se mostró abierto a introducir cualquier modificación que marque la ley. "Lo que ocurre es que nadie se ha dirigido a nosotros para comunicarnos nada".

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