_
_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La pregunta

Manuel Vicent

Un caballero no debe ser molestado con cierta clase de preguntas. Se supone que la industria de armamento, la OTAN y otros explosivos en general son cosas bastardas, necesarias, estúpidas e ineludibles. Para que los derechos humanos de Occidente puedan seguir oliendo a Chanel número 5, alguien tiene que hacer un trabajo sucio. Eso ya está asumido en secreto por la mala conciencia de unos ciudadanos más o menos honorables que comen coles de Bruselas con suma dignidad. Pero comprometer a un caballero con una pregunta sórdida y directa acerca de una cuestión de bombas es sencillamente un acto de mal gusto. España ha entrado en la OTAN, participa con todos los honores en este macabro banquete y cualquiera de nosotros se siente capaz de defender el imperio de Carlo Magno hasta el límite donde alcanza la hamburguesa. Llegado el momento, todo se nos dará hecho. No habrá necesidad de levantarse de la mesa del comedor para ser un perfecto cruzado. Los misiles caerán directamente dentro de la sopera y el español, por fin, conseguirá el rango de morir igual que un inglés. Ricardo Corazón de León fulminado mientras toma una gaseosa.Al margen de la ternura política, tal vez se encuentren varios argumentos para permanecer en la OTAN. Uno: la imposibilidad de salir a causa del chantaje de vernos arrojados a las tinieblas exteriores de Europa, donde sólo hay polvo, cabras y pollinos bereberes. Dos: la risueña ocasión de organizar en este país un ejército racional con cabos que sepan informática y jefes modernos que en lugar de jugar a la garrafina en la sala de banderas, como en los viejos tiempos, vayan a realizar maniobras conjuntas al Rin. Se supone que el trabajo sucio siempre lo ejecutan los demás. Pero este no es el asunto. Se trata de que a los españoles se les va a formular en referéndum una pregunta procaz sobre la permanencia o salida de la OTAN. Aparte de que uno sea de izquierdas o de derechas, ecologista, carnívoro, pacifista, sanguíneo o abúlico, ¿qué deberá responder un auténtico caballero ante semejante ordinariez? Cuando a un caballero se le interroga acerca de una cuestión de bajos fondos, la respuesta sólo puede ser ésta: no.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Manuel Vicent
Escritor y periodista. Ganador, entre otros, de los premios de novela Alfaguara y Nadal. Como periodista empezó en el diario 'Madrid' y las revistas 'Hermano Lobo' y 'Triunfo'. Se incorporó a EL PAÍS como cronista parlamentario. Desde entonces ha publicado artículos, crónicas de viajes, reportajes y daguerrotipos de diferentes personalidades.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_