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Diálogo de sordos entre Gobierno y oposición británicos sobre el hundimiento del 'Belgrano'

El esperado debate parlamentario sobre el hundimiento del crucero argentino General Belgrano, durante la guerra de las Malvinas, convirtió ayer en un diálogo de sordos entre el Gobierno y la oposición, que durante varias horas mantuvieron sus respectivas posiciones sin la más mínima concesión a las del contrario.

El debate, que fue tenso, pero menos tumultuoso de lo que cabía esperar, quedó devaluado desde el primer momento al conocerse que la primera ministra, Margaret Thatcher, no tomaría parte en él ya que la oposición decidió no convertirlo en una cuestión de confianza para el Gobierno.La oposición laborista esperaba convertir el debate en un proceso a la credibilidad del Gobierno, al que acusó de haber engañado al Parlamento en el tema del hundimiento del Belgrano, pero el ministro de Defensa, Michael Heseltine, se escudó en el tema de la seguridad nacional y en la protección de las vidas de los soldados británicos en la campaña de las Malvinas para no facilitar toda la información referente a los hechos que rodearon dicho hundimiento, un argumento al que la oposición no consideró rentable responder desde el punto de vista político.

Heseltine, que habló durante cerca de hora y cuarto, aprovechó la ocasión para lanzar un ataque demoledor contra Clive Ponting, el alto funcionario del Ministerio de Defensa procesado por haber contravenido la ley de secretos oficiales y absuelto por un jurado. Ponting, que asistió al debate con su abogado desde la tribuna del público, negó insistentemente con la cabeza varias de las afirmaciones hechas por Heseltine.

El secretario de Defensa acusó a Ponting de haber faltado a la confianza tradicional que los ministros depositan en los funcionarios, y manifestó que fue precisamente Ponting quien, en un memorandum secreto, se había negado a que se revelaran los detalles relativos al hundimiento del barco argentino. "Fue el consejo de Ponting lo que me decidió a no dar a la Cámara todos los detalles", manifestó Heseltine.

Asesinato moral

Por parte de la oposición laborista, el portavoz de Defensa, Denzil Davies, acusó al ministro conservador de haber intentado realizar "un asesinato moral" contra Clive Ponting, y se preguntó por qué las acusaciones contra el funcionario no habían sido hechas durante el juicio. A continuación, pidió la dimisión del ministro de las Fuerzas Armadas, John Stanley, por considerarle el principal responsable de la campaña de engaño llevada a cabo por el Ministerio de Defensa contra la Cámara de los Comunes.En un extracto de El derecho a saber -libro que Ponting va sacar próximamente a la calle- publicado el domingo por el dominical The Observer, se acusa explícitamente a Stanley de haber acudido directamente a la primera ministra con el fin de persuadirla de que la posición del Belgrano y los detalles de su hundimiento fueran clasificados como secretos.

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Una parte de la oposición laborista, encabezada por el diputado Tam Dalyell, mantiene que el Gobierno ordenó el hundimiento del crucero argentino cuando había abandonado ya la zona exclusiva marcada por el Reino Unido como zona de guerra y se dirigía a su base, con el propósito de hacer fracasar un plan de paz propuesto por el presidente de Perú, Fernando Belaúnde, en colaboración con el secretario de Estado norteamericano, Alexander Haig.

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