Júbilo en Sidón
Las tropas del Tsahal completaron ayer la primera fase de las tres de que consta el plan de retirada del territorio libanés ocupado en junio de 1982
La torreta del carro de combate giró, el cañón dejó de apuntar hacia el Norte y a las 11.05 de ayer (10.05, hora peninsular) el merkava dio rápidamente: media vuelta y se alejó a gran velocidad del puente sobre el río Awali, que hasta ayer constituyó el límite septentrional de la zona de- ocupación israelí en el sur de Líbano. El plan de retira da consta de un total de tres fases, de las que sólo se ha completado la primera.
Con un vago gesto de despedida con la mano y con la marcha ruidosa del merkava, seguido por otro tanque, seis vehículos de transporte blindado, un jeep y un misterioso automóvil particular -en el que probablemente viajaban agentes de los servicios secretos israelíes- finalizaron ayer, con 48 horas de antelación sobre la fecha tope anunciada, 32 meses de ocupación de Sidón y sus alrededores, la capital meridional de Líbano.Segundos después, el centenar de periodistas que, desde las siete de la mañana, aguardaba pacientemente la retirada de Tsahal (fuerzas armadas de Israel) de su última posición en esa región de Líbano, desmontaban las alambradas colocadas por los soldados israelíes y se lanzaban a la conquista pacífica de Sidón.
Sus habitantes, atónitos, apenas deban crédito a la noticia. "¿Pero de verdad se han ido?", interrogaban incrédulos a los corresponsales llegados a Beirut. "¿Entonces ya no nos ocuparán?", preguntaban dando la bienvenida a los periodistas.
Pero la verdadera bienvenida triunfal de los 350.000 habitantes de Sidón la reservaron a los siete batallones del Ejército regular libanés que, dos horas después del final de la retirada, cruzaron el río Awali para hacerse cargo del control de la zona liberada", de unos 500 kilómetros cuadrados de supeficie.
Vestidos con uniformes variopintos, en vetustos carros de combate y transportados incluso en camiones destartalados, unos 1.000 hombres fueron vitoreados y obsequiados con flores por jóvenes de ambos sexos que se subían a sus vehículos para expresarles a gritos su alegría.
Mujeres y hombres bailaban sobre la carrocería de los jeeps mitilitares sobre los que también se abatía un diluvio de granos ele arroz, mientras una banda de música compuesta por adolescentes boy scouts interpretaba el himno nacional libanés y los coches particulares, decorados con banderas libanesas, tocaban ininterrumpidamente la bocina.
Viva el Ejército
"Viva el EJército", "La legalidad es nuestra salvación", rezaban grandes pancartas escritas apresuradamente y colocadas en tan sólo unos minutos entre postes del alumbrado público, mientras en medio de la céntrica plaza de la Estrella, el gobernador civil, Walid Fayad, alababa "estos momentos en que nuestros enemigos evacuan nuestro suelo sagrado".
La tercera aglomeración urbana de Líbano, situada a 45 kilómetros al sur de Beirut, estaba ayer a mediodía completamente paralizada por decenas de miles de transeúntes que habían invadido la calzada y centenares de automóviles bloqueados en las calles por la marea humana que impedía al Ejército desplegarse en la. ciudad.
Abriéndose camino con gran dificultad entre la muchedumbre, algunos militares equipados con megáfonos invitaban a la población a regresar a sus casas, mientras la radio nacional difundía llamamientos, prodigando consejos similares para permitir a los batallones recorrer las principales arterias.
La Fiesta de la Libertad resultó, sin embargo, empañada por los frecuentes sobrevuelos de la ciudad por los cazabombarderos israelíes que, en más de una ocasión rebasaron la barrera del sonido. Los aparatos arrojaron miles de octavillas con las que se despidieron a su manera de los habitantes de Sidón, pero que casi ninguno pudo leer porque el estampido de los aviones desgarró la mayoría de las hojas.
En las pocas que llegaron intactas hasta el suelo, el ex ocupante de Sidón advertía, en un árabe coloquial, a sus queridos vecinos que "la paz sólo reinará en Líbano si también reina en el norte de Israel".
Tras recordar en tono solemne que "ha sido escrito que debemos vivir juntos en esta tierra bendita", el texto del mensaje dejaba claro que "en caso de que se produzcan ataques contra territorios de Israel las fuerzas israelíes no tendrán más remedio que propiciar golpes mortales contra los puntos de partida de las agresiones".
La misiva amenazadora estaba firmada por el general Uri Orr, jefe del Frente Norte, que ayer mismo se confesaba muy pesimista sobre el porvenir de la zona evacuada por sus soldados y vaticinaba ya "inevitables combate,, sangrientos entre drusos, shiíes, suníes y palestinos".
En tono algo despectivo, el máximo jefe castrense Inmeszqk, de los 20.000 soldados israelíes aún destacados en esa cuarta parte de Líbano que seguirán ocupando hasta que tengan lugar, en primavera y verano, las dos últimas fases de la retirada, se declaró satisfecho de abandonar un "país en el que los críos cazan gorriones con fusiles de asalto soviéticos Kalashnokov".
El jefe del Estado Mayor, general Moisés Levy, se desplazó personalmente al sur de Líbano para dirigir la evacuación de los 700 soldados israelíes que, según fuentes allegadas a los cascos azules de la ONU, permanecían aún ayer de madrugada en Sidón y sus suburbios repartidos en cuatro posiciones.
Descubierto por algunos corresponsales a bordo de un vehículo de transporte blindado,
Júbilo en Sidón
Levy -que re reunió con el ministro de Defensa, Isaac Rabin, en la localidad de Marfalu- se limitó a recalcar desde lo alto de una colina que dominaba la ciudad que la operación "se desarrollaba sin problemas y que esperaba que tampoco surgirían tropiezos en el futuro".Tras haber empaquetado todo su material transportable y volado o quemado todo aquello que no podían llevarse, las tropas israelíes se replegaron hacia la sierra predominantemente cristiana de Jezzin, que domina Sidón, o atravesaron la ciudad para establecer a la altura del río Litani, 28 kilómetros más al sur, un nuevo puesto de control que permitirá el acceso a Tiro. Por ahora, aun tranquilizados por la presencia del ocupante, los campesinos de algunos pueblos cristianos incrustrados en las colinas a este de Sidón han empezado a construir refugios antibombas.
En abierto contraste con la circunspección teflida de amargura de los responsables castrenses israelíes, en Beirut se respiraba un clima de euforia en los círculos del poder ilustrado por la declación triunfalista del presidente, Amin Gemayel, que, al término de un consejo de ministros extraordinario, ensalzó 1ajornada histórica que abre el camino a la liberación total del territorio". A pesar del carácter excepcional de la reunión gubernamental, los ministros druso, Walid Jumblat, y shii, Nabih Berri, la boicotearon.
"Este día glorioso de la liberación", prosiguió el jefe del Estado, "se lo debemos agradecer a la actuación de todos los libaneses en general y de la resistencia nacional libanesa en particular". Mientras, su primer ministro, Rachid Karame, recalcaba que el país había resultado "ser un barrizal para las ambiciones y los complós de nuestro enemigo".
A diferencia de lo ocurrido cuando en septiembre de 1983 Tsahal se retiró de la sierra del Chuf provocando una reactivación de la guerra civil libanesa, en la que se vio involucrada la fuerza multinacional occidental, la operación de ayer no originó inmediatamente combates entre facciones libanesas. Los observadores temen, sin embargo, que, a más largo plazo, diversas milicias confesionales intenten arrebatar a las tropas regulares el control de la gran ciudad portuaria.
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