Sandro Pertini, en España
Estoy organizándome para mayo una visita a Roma. No intentaré ver de lejos ni de cerca al Papa llamado Wojtyla; intentaré ver al hombre llamado Pertini. Esta persona modesta, humilde, sincera y espontánea en su cuarta juventud, sin pompa ni boato, sin multitudes prefabricadas ni grandes escenarios y sin anatemas, en su reciente viaje ha sabido llegar al corazón de los españoles y, lo que es más interesante para mí, al mío, que tan asqueado está de todo lo político y religioso. La visita de Pertini a España me ha hecho pensar en que aún es posible que dentro de la política y la religión puede haber hombres sinceros y humanos-
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