Avalancha periodística ante las declaraciones de implicados
La expectación periodística por la declaración, ayer, ante el juez Luis Lerga de tres de los presuntos implicados en el escándalo de la evasión de capitales que sacude a la alta sociedad española fue enorme. Unas 40 personas, entre periodistas, fotógrafos y cámaras de televisión, montaron guardia durante toda la mañana ante la puerta del Juzgado de Delitos Monetarios, donde declararon Francisco Javier Palazón, Juan Antonio Gamazo y Arnús y Carlos Varela Dopazo. Los vecinos del barrio, situado en pleno centro madrileño, se mostraban sorprendidos ante las carreras y avalanchas.
Los flashes y magnetófonos asediaban a todas las personas que salían del edificio, situado en la calle de Manuel Silvela, de Madrid. La llegada del matrimonio García de Enterría estuvo rodeada de cierto dramatismo, con carreras, empujones y tropezones. El catedrático Eduardo García de Enterría -que no acudió ayer a dar clase en la facultad de Derecho- llegó sobre las 11 de la mañana acompañado de su mujer, Amparo Lorenzo Velázquez, en un automóvil R-14 GTS, de color gris metalizado, para hacer entrega del aval bancario por valor de 50 millones de pesetas, monto de la fianza.Gestos desabridos
El matrimonio, especialmente la mujer, ante la avalancha de periodistas, intentaba abrise paso como fuera hacia el edificio. Amparo Lorenzo Velázquez, con gesto desabrido, empujó a un cámara de televisión. La mujer de García de Enterría se había enganchado con un cable, lo que le impedía su entrada al juzgado.
El desconocimiento por parte de los periodistas de las fisonomías de los declarantes provocó algún episodio de confusión. Tres médicos forenses se vieron sorprendidos, a la salida del juzgado, por fotógrafos, cámaras y magnetófonos, y fueron perseguidos por la calle en la creencia de que se trataba de presuntos inculpados, hasta que se deshizo el equívoco.
Asimismo, el presunto contrabandista de tabaco Ramiro Martínez Señorán -quien ayer, en plan anónimo, se presentó ante el juez que instruye el sumario por el contrabando de tabaco en Galicia- se asombró de su inesperada popularidad Cuando, al salir del edificio, acompañado de dos policías nacionales, vio el panorama que le esperaba. Ramiro Martínez intentó entonces ocultar su cara con la chaqueta para evitar las cámaras.
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