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El imperio comenzó con 200 libras y la reventa de edificios reconstruidos

C. M. John Palmer nació en Birmingham hace 34 años. Inició su vida profesional como vendedor en un mercado, para dedicarse más tarde a la construcción. En su juventud solía comentar con los amigos sus grandes ansias de hacerse rico. Tal imperio lo inició con 200 libras. Con este capital compró una casa y, tras reconstruirla, la vendió por una suma muy superior.

Esta misma operación la repitió sucesivas veces hasta que, con suficiente dinero, creyó oportuno dedicarse al negocio de joyas, hace 10 años.

El gran golpe

El 17 de diciembre de 1983, cuatro enmascarados irrumpieron en las dependencias de la empresa de seguridad Brinks Mat, y debieron de llevarse una gran sorpresa. Los asaltantes habían previsto que se iban a encontrar con mucho menos de los 26 millones de libras en oro, diamantes y platino (unos 5.000 millones de pesetas), que estaban guardados en aquellos depósitos.

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Anthony Black, un vigilante de la empresa, se había puesto de acuerdo con los ladrones. Bastó, el día antes del robo, que llamara a un teléfono y pronunciara la clave convenida: "hoy, a pescar" para que la operación se pusiera en marcha y se produjera con éxito total al día siguiente. El mundo enteró quedó asombrado.

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Black se encargó personalmente de suministrar a los organizadores del atraco de las copias de las llaves con las que éstos penetraron con entera libertad en las dependencias de la firma. Amordazaron al personal y obtuvieron las combinaciones de las cajas de seguridad, con un procedimiento convincente: tras rociarles con gasolina y amenazarles con que les prenderían fuego, en caso de no colaborar.

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