El teatro totalitario

El editorial de EL PAIS (25-1985) titulado Hacia un teatro totalitario eleva a categoría de opinión de ese periódico las tesis mantenidas repetidas veces por su crítico teatral sobre la ayuda del Estado a este sector de la cultura y que se resumen en su conocida afirmación de que "el teatro es una democracia directa y su urna es la taquilla". Piensa, pues, EL PAÍS que el teatro es una mercancía sometida a la oferta y la demanda, en cuyo juego la intervención del Estado es espuria, y sus intentos por corregir las leyes del mercado, una intromisión totalitaria.Es una doctrina nada original. que tiene por padre a Milton Friedman, el economista. De aplicarse como su monetarismo en las liberales democracias occidentales, se cerrarían automáticamente los teatros.

Lo que el editorial de ese periódico llama teatro totalitario, en Europa se llama teatro público. En España, también. Por lo demás, apellidar de totalitaria la política teatral que se practica en España (habría que hablar de políticas teatrales en un Estado donde comunidades y municipios mantienen también sus iniciativas) revela, un desconocimiento de la realidad indigno de ese periódico.

Por otra parte, la alusión al periódico El Público, que edita el Centro de Documentación Teatral, contiene notables inexactitudes, porque no hay peor mentira que la verdad a medias. El Público no hace crítica, sino que practica el periodismo teatral en todos sus demás géneros: reportaje, entrevista, monografía, crónica... Y, naturalmente, analiza el comportamiento de los críticos. Mide, pesa y cuenta sus opiniones, las compara y las expone. Es decir, las aprecia en cuanto valen y sirven. Así, por ejemplo, he podido constatar que el tipo de teatro que, el titular de ese periódico defiende se materializa en títulos como El día de Gloria o Superstar, mientras descalifica rotundamente espectáculos como Absalón, Teledeum, Diálogo secreto o Luces de bohemia.

Se afirma igualmente que El Público reparte gratuitamente gran número de ejemplares, pero no se dice quiénes son sus destinatarios: grupos y compañías, empresarios, programadores, festivales nacionales, encuentros e instituciones internacionales, medios de comunicación, responsables de la política teatral en las comunidades, concejales de Cultura de los municipios de más de 5.000 habitantes, etcétera, con el fin de facilitar la información y de que el censo de espectáculos que periódicamente publica -con direcciones, teléfonos, fichas técnicas y condiciones de contratación- se encuentre en aquellos lugares donde se toman las decisiones en materia de producción y programación teatral. Cuatro mil de los 10.000 ejemplares editados se distribuyen de ese modo. Los restantes 6.000 se distribuyen para su venta, que ha alcanzado en este momento el 70%.

Por último, afirmar que este periódico exista para exaltar la política y gestión teatral del ministerio es una opinión que pueden desmentir los 16 números editados, donde aparecen tanto opiniones favorables como desfavorables a la política teatral. Naturalmente, resulta innecesario tener que decir que la decisión de crear este centro y de editar El Público forma parte decidida y premeditada de la política teatral del Ministerio de Cultura.- Director del Centro de Documentación Teatral. .