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Reportaje:LA CULTURA ESPAÑOLA EN EL MUNDO / 9

Grecia queda bastante lejos

J. FERNÁNDEZ ELORRIAGA Entre las columnas de esa Grecia petrificada y bella transitan hoy día mediterráneos sin toga, alegres, listos y dicharacheros, que sienten una irreprimible atracción por lo español. No hay, quizá, en todo el viejo continente pueblo que quiera tanto a España. Isla de la Europa comunitaria, rodeada por mares, eslavos, albaneses y turcos, cuando el griego se va a Italia, Austria o a Alemania dice "Me voy a Europa". España es para ellos otro continente e ir a ella es emprender un sueño. Los más cultos tienen su acrópolis hispánica en Toledo, en El Greco, al que consideran su pintor.

Cuenta el agregado cultural de España en Atenas, Juan Sergio Nadal, que una de las primeras cosas que hizo cuando llegó a Grecia hace un decenio fue visitar Salón¡ca. Emporio comercial mediterráneo durante el siglo XIX, de los 110.000 habitantes que tenía entonces, 80.000 eran judíos sefardíes de origen ibérico. Seguían ha blando el ladino, castellano arcaico.

Allí se encontró Nadal con José Nehama, "el último de nuestros sabios", según le explicaron en la comunidad. Autor de varias obras publicadas en España y ya lindando los 100 años, José Nehama explicó cuánta desidia puede haber en la burocracia cultural española, cuando hay que competir con la francesa o la británica: "Recuerdo cómo siendo yo, a finales del siglo pasado, un joven profesor, nos dirigimos al Gobierno español para que éste nos trovara libros y material para una biblioteca y centro de enseñanza que nos permitiera seguir cultivando la cultura de nuestros abuelos. Nunca llegó la respuesta y nos pusimos en contacto con París, que, inmediatamente, nos hizo llegar todo lo que pedirnos. Desde entonces, la comunidad hebrea de Salónica quedó afrancesada y muy perdida para la cultura hispánica, aunque, cuando nos quedamos a solas con nuestras señoras, sigamos hablándolas en buen ladino". Y añade: "Nunca sabremos las ventajas de todo tipo que podrían haberse derivado para España de una respuesta pos¡tiva a aquella demanda cultural".

No hay en Europa parentesco fonético más cercano que el de los idiomas griego moderno y castellano. Por el Instituto Cultural Reina Sofía, abierto hace 10 años, pasan anualmente 500 alumnos que salen pronunciando el español como en Castilla. En el instituto se queja de la cortedad de los presupuestos: "Podríamos tener ahora mismo 2.500 alumnos", aseguran.

El apogeo en el trato cultural entre los dos países se produjo en la primavera pasada. El mes de mayo fue el mes de España en Atenas. Empezó con una semana de cine. Pilar Miró dio conferencias en. salas hasta los topes. Hubo exposiciones de tapices, conciertos de piano a cargo de Antonio Baciero y una velada poética en la que se presentaron los autores respectivamente traducidos. La propia Melina Mercouri, actriz y ministra de Cultura, inauguró en la pinacoteca nacional la exposición de cuadros de Miró, Dalí, Guerrero, Tápies, Saura, Gordillo y el Equipo Crónica, entre otros.

Fuentes diplomáticas españolas aseguraron que la llegada al poder del Partido Socialista (Pasok) ha agilizado los intercambios. El jefe de restauradores de la Generalitat catalana, Josep María Xarrie, está colaborando con Atenas, al estar Grecia muy interesada en expertos españoles para la restauración de sus obras de arte.

Pero Grecia sigue quedando lejos de España. No tan lejos geográfica como mentalmente. Por eso se rentabilizarían los envíos de exposiciones y se estimularían los ánimos si se pensara en intercambios destinados a cinco países balcánicos. Por ahora, Albania tendría que quedar al margen, ante el radicalismo político de Tirana.

"Siempre hemos insistido en que hay que planificar los recorridos. Nos hemos enterado muy tarde, a veces, de que excelentes exposiciones españolas estaban a unos centenares de kilómetros de Grecia, para regresar a España directamente. A pesar de las diferencias de interés entre los distintos públicos, se pueden combinar los contenidos", declararon fuentes de la Embajada española. Esto suele chocar con los celos de los directores de museos, que no gustan de exponer el patrimonio nacional al riesgo de viajes excesivos. Es frecuente el roce entre el verbo diplomático generoso de Asuntos Exteriores y los directores de los grandes museos para la organización de exposiciones.

Yugoslavia

De los seis países balcánicos (Grecia, Turquía, Albania, Bulgaria, Rumanía y Yugoslavia), probablemente sea Yugoslavia el que más contactos culturales ha recuperado con España después de cuatro decenios de vacío de contactos, desde el final de la guerra. Eso ha tenido incluso reflejos semánticos en el idioma serbocroata, mayoritario en la federación sureslava. Aldea española (spansko selo) significa en esta lengua "algo de lo que no se tiene ni la más remota idea". Así, el profesor socarrón le puede decir al alumno belgradense en clase de matemáticas que las derivadas son para usted aldea española".

La citada exposición de Atenas inaugurada por Melina Mercouri siguió viaje a Belgrado. La crítica confesó que, hasta entonces, los yugoslavos no habían tenido acceso a una gran pintura española, que demostraba la existencia de algo más que los grandes tópicos del pasado. Cuatro años antes, el Museo Nacional de Belgrado tuvo que permanecer abierto hasta las doce de la noche para que colas interminables y ateridas de frío pudieran llegar a ver la muestra de pintura española "De Velázquez a Goya". Se han expuesto también en Belgrado los grandes grabados españoles de los siglos XVIII y XIX.

Pero la impresionante depresión económica y presupuestaria de Yugoslavia ha logrado frenar el proceso de intercambio cultural. Sectores importantes de la ensefianaza luchan por imponer en las escuelas secundarias el estudio del castellano junto al inglés, el ruso, el alemán y el francés; pero el libro español sigue faltando y la Prensa sin llegar.

Rumanía es otro de los grandes centros de interés por la cultura española. Único país latino en la Europa del Este, Bucarest ve en París, Roma y Madrid sus nortes culturales. El eclecticismo político del sistema rumano en relaciones internacionales propicia los intercambios, y las perspectivas de penetración cultural hispánica son más que halagüeñas.

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