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Investigación de las compras de la Casa de la Moneda

El cese del anterior director de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre (FNMT), decidido por el ministro de Economía y Hacienda, Miguel Boyer, el pasado 19 de diciembre, constituye la primera medida adoptada de cara a esclarecer las irregularidades económicas detectadas en el organismo público. Francisco Balaguer, ex director de la FNMT, fue sustituido en el cargo por un hombre de confianza del ministro, César Ramírez, al tiempo que también cesaba en su cargo de subdirector Guillermo Piera, sobre el que recae buena parte de la responsabilidad por los indicios detectados en la Casa de la Moneda.

Una de las primeras y más sorprendentes medidas tomadas por el, nuevo equipo gestor ha sido la de solicitar los servicios del Cuerpo Superior de Policía para que traten de esclarecer las posibles responsabilidades que se deriven de las irregularidades económicas apreciadas. De momento, se trabaja sobre determinados indicios que se centran fundamentalmente en el área de compras de la FNMT, en la que se mueven al año del orden de los 12.000 millones de pesetas. No obstante, la parte afectada correspondería al capítulo de las materias primas, básicamente papel y tintas, donde las compras son del orden de los 7.000 millones de pesetas anuales Según estimaciones oficiosas, las irregularidades detectadas podrían superar los 100 millones de pesetas, aunque no se descarta una cuantía superior.El desencadenante de toda esta operación, que llevó a Miguel Boyer a cesar a un hombre que había designado para ese cargo a mediados de junio de 1983, fueron dos informes elaborados por la intervención Delegada en la Casa de la Moneda y por la Intervención General de la Administración, referentes a un tema concreto: el hasta ahora frenado acuerdo para la adquisición de un derecho de fabricación y venta, por parte de la FNMT, transferencia y tecnología y conocimientos prácticos del sistema de clave encubierta Scrambled Indicia Process para su aplicación a los cartones de bingo. Dicho contrato, suponía una inversión del orden de los 440 millones de pesetas.

Aclaraciones

Según el informe fiscal, en el citado expediente no quedaban suficiente aclarados, entre otras cosas, la justificación adecuada de la necesidad del gasto; un estudio de posibles alternativas -no se justifica que la tecnología elegida sea la más conveniente-e, incluso, un estudio de tipo económico.El informe citado, rebatido en primera instancia por un contrainforme firmado por el anterior subdirector del organismo público, Guillermo Piera, concluía de forma contundente: "...da la impresión de que el mencionado acuerdo hubiese sido redactado de forma exclusiva por especialistas de la empresa cedente que velasen cuidadosamente por sus intereses...". El último punto de discordia esgrimido por la Intervención hace referencia a las condiciones económicas del acuerdo. Según la idea original, se tramitaban expedientes de gasto por períodos de cinco meses con lo que su importe no alcanzaba los 100 millones de pesetas y su aprobación correspondería entonces a la comisión delegada del consejo de administración de la FNMT. Para los representantes de la Administración, "lo cierto es que el compromiso se establecería por un período de 25 meses, por lo que debería presentarse como un expediente único que afectaría tres anualidades y por un importe de 440 millones de pesetas, lo que obligaría a su tramitación y aprobación vía ministro de Economía y Hacienda".

Inicio de los conflictos

En cualquier caso, y pese a que inicialmente el nombramiento de Francisco Balaguer como director de la Casa de la Moneda e incluso los nuevos aires de gestión en el área de las compras que aportó a su llegada el nuevo subdirector fueron bien acogidos en la casa, los conflictos realmente comenzaron en el mes de agosto de 1983, aunque todavía a nivel interno. En marzo de 1984, la IntervenciónDelegada en la FNMT se pone en contacto por primera vez a nivel oficial con la Intervención General del Estado.

La falta de pruebas concretas lleva a la Intervención General a adoptar una postura de alerta, pero con prudencia que, se traduce, según se entiende en determinados círculos de la propia FNMT, en acelerar la fecha en la que se iba a hacer la auditoría por parte de dicha Intervención. El detonante lo constituyó, precisamente, la elevación al ministro de Economía y Hacienda de los informes mencionados, cuya respuesta no pudo ser más fulminante: cesar al director de la Casa de la Moneda y, como consecuencia, al subdirector.

El Ministerio de Economía y Hacienda ha dado plenos poderes al nuevo equipo gestor para esclarecer los problemas detectados y ahora parece que la palabra está en manos de la policía y, en última instancia, de la justicia.

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